La resaca anímica, económica y social de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus sigue dejando movimientos de población llamativos que concitan la atención de los demógrafos. Es difícil hallar explicaciones firmes para ellos, porque han pasado tan pocos meses desde que estaban en vigor restricciones al desplazamiento de personas y bienes, están tan cerca los días del teletrabajo y los toques de queda, que tendrá que transcurrir más tiempo para poder explicarlos. De momento lo que tenemos son números que llaman mucho la atención y que hablan de récords en los desplazamientos de personas entre territorios limítrofes.

Según la Estadística de Variaciones Residenciales, que el Instituto Nacional de Estadística ha actualizado recientemente con datos de 2021, puede concluirse que se batieron varios récords de cambios de padrón entre Burgos y algunas de sus provincias fronterizas. Recibimos más madrileños, vizcaínos, alaveses y vallisoletanos que nunca desde el año 1998 (cuando comienza la serie histórica) pero también se batió el anterior dato de salidas hacia la Comunidad de Madrid o hacia el entorno de Bilbao.

Es probable que la reactivación del mercado laboral, el regreso a la oficina de los que estaban teletrabajando o el empadronamiento de quienes se hayan prejubilado durante los años de la pandemia tengan mucho que ver en todo esto. Gonzalo Andrés, profesor titular de  Geografía Humana en la Universidad de Burgos, apunta que «en los últimos tiempos estamos viendo fenómenos curiosísimos y necesitamos perspectiva para saber si se van a convertir en una tendencia a lo largo del tiempo o en un fenómeno puntual».

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