Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Sánchez, el 'enemigo número uno' de Putin

22/11/2022

No nos equivoquemos: esta promete ser una buena semana para Pedro Sánchez. O, al menos, así parece creerlo él: piensa que este martes volverá a barrer a Núñez Feijóo en el Senado (para eso tiene tiempo ilimitado y su adversario del PP apenas menos de media hora). Luego, el jueves, sacará adelante con relativa facilidad (y muchos ataques de la oposición, eso sí) tanto 'sus' Presupuestos como la reforma del Código Penal en lo relativo a la sedición. Para colmo, el fin de semana será elegido en Madrid presidente de la Internacional Socialista, una organización ahora algo en baja, pero muy útil para los que parecen ser cada día más los planes del inquilino de La Moncloa: ser un referente en el mundo.

Sánchez clausuró este lunes la Asamblea Parlamentaria de la OTAN, que también logró 'traerse' a Madrid, diciéndoles a los más de trescientos parlamentarios de medio centenar de países que "Putin ha de dejar en paz a Ucrania y respetar su libertad para decidir". Tras él hablaron el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg -cuyo mandato, oh casualidad, se extiende hasta septiembre de 2023--, y, por videoconferencia, el presidente de Ucrania, Zelenski. Ha sido esta asamblea un puro mensaje al déspota ruso, un auto elogio a la ayuda española a la martirizada Ucrania y... ¿una especie de tanteo sobre una posible candidatura de Pedro Sánchez a la secretaría general de una Alianza Atlántica con peso e importancia renovados en un mundo tambaleante?

Creo que para nadie es un secreto que, si su lista no logra formar gobierno tras las elecciones generales fijadas para el otoño de 2023, casi coincidiendo -otra casualidad- con la presidencia española de la UE, Sánchez ensayaría la candidatura a algún puesto internacional de relieve, como podría ser el mando de la OTAN. Al fin y al cabo, se ha trabajado mucho a líderes políticos de las naciones que integran la Alianza, organizó muy bien la 'cumbre' de Madrid a finales de junio y ha sido quien ha puesto el listón más alto en las condenas verbales al "autócrata" ruso. De hecho, se ha convertido en una especie de adelantado en la guerra contra él, pese a que nuestro país sigue comprando gas ruso y mantiene al embajador de aquel país en Madrid. Tampoco podemos olvidar que, durante su reciente encuentro con Xi Jinping en la 'cumbre' del G20, el presidente español le pidió ayuda para 'frenar' la invasión de Ucrania, un territorio que sin duda afronta un invierno terrible si la guerra se mantiene.

Las especulaciones en cenáculos y mentideros de la capital pueden ser aún prematuras, naturalmente, porque lo que vaya a ocurrir a lo largo de 2023 es bastante imprevisible; pero esas especulaciones existen y el ruido en torno al futuro político de Sánchez es ya un hecho, no estoy seguro de que no alentado subterráneamente desde la propia Moncloa. Sánchez, al que se le achaca con razón el caos doméstico que vive su Gobierno, lo está, en cambio, haciendo bien en el exterior: la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, no esconde su entusiasmo por el líder español, que también ha sabido 'colocarse' bien en Washington: olvidadas quedan aquellas chanzas precipitadas sobre el 'paseo de los 29 segundos' con Biden. Ahora le toca liderar el futuro inmediato de la socialdemocracia, se quiera definir a esta como se quiera, porque el rumbo del Ejecutivo español no puede calificarse de puramente socialdemócrata, al menos en la concepción clásica del término.

Otra cosa son las consecuencias que la declarada enemistad con Putin pueda acarrear, por mucho que la opinión pública española y europea se alinee decididamente, y no sin razón, con las 'duras' posiciones occidentales surgidas de la 'cumbre' atlántica de junio en la capital española. Esa será la misma dureza que exhiba Pedro Sánchez, el próximo presidente de la Internacional Socialista, con respecto a las sin duda 'ilegales y criminales' (terminología usada en ámbitos gubernamentales) agresiones rusas, contra Ucrania y, en cierta medida, contra Europa.

¿Será también la dureza del próximo mandatario de la OTAN?. Veremos. Porque si pierde las elecciones frente a la derecha una cosa es casi segura: no le tendremos de líder de la oposición en un despacho de aquel Ferraz de donde le defenestraron y que muy pocas veces ha vuelto a visitar. Y Sánchez, con valor torero a veces casi suicida, buen táctico pero no sé si tan buen estratega, conoce bien las ventajas de elegir a tus enemigos, sean los 'poderosos', los banqueros del puro, algunos periodistas o Vladímir Putin.