Del expolio a la nobleza en Rioseco

A.C. / Rioseco
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Alumnos de la Escuela de Arquitectura de Madrid reconstruyen un arco del monasterio

Las dovelas en el suelo antes de comenzar los trabajos.

Antes pasaba desapercibido. Pasto del expolio y el pillaje había perdido sus dovelas, sus piedras más bellas, las que marcaban su forma, y solo conservaba sus jambas y las dos impostas sobre las que en su día se apoyo la cimbra de madera para construirlo. Hace unas semanas, el arco que da entrada a una de las dependencias anejas al claustro del monasterio de Santa María de Rioseco ha sido reconstruido, vuelve a tener dovelas en su fachada exterior y atrae la mirada hacia un nuevo espacio que ha recuperado la "nobleza".

Los artífices del proyecto y la obra acabada, pero que ha supuesto todo un curso de estudio y preparación previos, han sido doce alumnos y profesores del Máster de Conservación y Restauración del Patrimonio Arquitectónico junto a los responsables de la asignatura Taller de Cantería de la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid.

Era la segunda colaboración entre la entidad universitaria y la Fundación de Santa María de Rioseco, uno de cuyos fines es potenciar el monasterio como un espacio educativo, como hace unos días destacaba su presidente, Juan Miguel Gutiérrez. "Que los jóvenes universitarios puedan descubrir los valores del patrimonio y de todo lo que el monasterio encierra y contar con su colaboración es un orgullo y un proyecto que esperamos mantener", manifestó el sacerdote.

El director del Taller de Cantería, Enrique Rabasa, ya tiene un nuevo proyecto en mente, reconstruir uno de los arcos del antiguo claustro de la hospedería o claustro bajo del siglo XVI, del que nada queda, salvo las dovelas de los arcos rescatadas entre los escombros. De materializarse este nuevo trabajo de colaboración, la recomposición de un arco en su lugar original se realizaría con las mismas piedras que hubo en su día. Las colocadas hace unas semanas tras ser minuciosamente talladas en Madrid por los alumnos con el apoyo de sus profesores, provienen de la cantera de piedra arenisca de Condado de Valdivielso.

Antes de Semana Santa, los alumnos del máster, oriundos de países como Méjico, Brasil, Ecuador o Chile, así como de numerosos puntos de España, ya estuvieron en Rioseco tomando medidas y dibujando los planos que después sirvieron de base al proyecto. También hubo que redactar informes que se elevaron a Patrimonio para justificar la decisión de "seguir las pistas" que aún quedaban en la fachada y reconstruir un arco semicircular como el que todo indica que existió.

Finalmente, el arco lleva una arcada de piedra y dos de ladrillo, como el que hubo en su día en el monasterio en diferentes puntos aunque apenas quedan unos pocos vestigios. Asimismo, la zona central está un poco retrasada o hundida con la vista puesta en poder encajar una puerta, si algún día se logran fondos para recuperar el edificio. En cada una de las dovelas del arco va escondida en la parte no visible la marca de cantero de cada uno de los alumnos y tampoco falta una cápsula del tiempo escondida en una botella que relata como este arco se reconstruyó en el siglo XXI.

Cerca del mediodía se retiró la cimbra de madera que había sostenido las piezas del arco mientras se secaba la masa. Fue el momento final tras un año en que primero se estudió esta parte del monasterio, se planteó después como reconstruirla y se ha terminado ejecutando con un "proceso muy riguroso", como destacó el profesor del Taller de Cantería, Miguel Sobrino. Un vídeo de las obras se podrá ver próximamente en la web de la Escuela de Arquitectura de Madrid, donde ya se puede visionar la reconstrucción de uno de los arcos de la puerte oeste de salida del recinto del monasterio concluido en 2019.

El televisivo jardín. Pero el trabajo audiovisual que posiblemente haga mucho más popular el monasterio es el programa de Jesús Calleja, 'Volando Voy', que próximamente tendrá como protagonista a Rioseco y la comarca. De su grabación en junio del pasado año, queda el jardín renacentista ubicado donde estuvo en su día, ya que se encontraron los restos de la fuente central que así lo atestiguan. Estos días florece en tonos violetas, ocre y vino. Un espectáculo.