13 años por el sumidero

P.C.P.
-

En 2009, el concejal de Deportes de Miranda, Casto García, abrió el melón de la nueva piscina 'de invierno', ahora agujero negro. «No es de hoy para mañana», avisó premonitorio

Imagen de archivo de una piscina cubierta - Foto: Jesús J. Matías

Casto García se llama el concejal de Deportes que abrió un melón que ha devenido en un auténtico agujero negro para el Ayuntamiento de Miranda, un sumidero por el que se han tirado ya 13 años y una cantidad indeterminada de dinero en concursos, recursos y costas judiciales. La piscina 'de invierno', como la llamaba el edil de IU, se ha quedado pequeña, anunciaba en diciembre de 2009 para avanzar la intención del equipo de gobierno, en coalición con el PSOE de Fernando Campo, de construir un nuevo complejo detrás del gimnasio del polideportivo de Anduva con sauna, spa y gimnasio.

Por aquel entonces, con la crisis asomando el pico de las orejas, el problema no era el cómo ni el cuándo, sino el cuánto. «Son 7 millones de euros, no es de hoy para mañana y hay que pensarla muy bien; se hará, espero, pero lo ciudad tiene otras muchas necesidades», subrayaba el responsable de instalaciones deportivas. «No podemos empezar diciendo que la inversión es cara y que son muchos millones de euros, porque otras cosas lo son, y para el PP es mucho más prioritario invertir los fondos públicos en nuevas instalaciones deportivas y en nueva gestión deportiva que en el museo», le replicaba en 2010 un jovencísimo Borja Suárez. Porque la nueva piscina climatizada siempre contó con el apoyo del Partido Popular, que incluso condicionó su respaldo a los presupuestos -cuando se rompió el amor entre el PSOE e IU- a la inclusión de partida para ella.

La única crítica vertida desde el Partido Popular en esos años fue la de la escasa ambición del proyecto, con un vaso de 12,5 metros de largo, la mitad que el existente. Pero en la mente de García pesaban más las cifras y su repercusión sobre el bolsillo de los usuarios, que ya entonces se quejaban de cuotas altas.

Las angosturas económicas de la ciudad obligaron a Campo a enfriar el proyecto en el cajón unos años. Si bien los presupuestos de 2015 por fin incluyeron partida para un concurso de ideas, no fue hasta el inicio de la era Hernando cuando se convirtió en el «proyecto estrella» del Ayuntamiento, según repitió hasta la saciedad la propia alcaldesa, que con una osadía desmedida incluso para alguien con la suerte de cara, confesaba en diciembre de 2015 su propósito de acabar la obra en un solo año natural y ponerla en marcha en 2017.

2016 fue, efectivamente, un año de obras. Pero no las prometidas por Aitana Hernando, sino las necesarias para sellar dos fugas en la piscina climatizada de Anduva, por las que se perdían más de 20.000 litros al día (pecata minuta si se compara con la exterior de Burgos ciudad, que tiraba cerca de un millón).

Solventado ese problema comenzaron los administrativos. Avisaron desde el Colegio de Arquitectos de que el pliego para diseñar la dotación era muy restrictivo pero el ayuntamiento siguió adelante y pudo salvarlo in extremis. Un susto menor comparado con el proceso para adjudicar la obra y que aún no ha terminado.

El concurso se publicó en 2018 y de las 8 empresas que se presentaron, 7 fueron desechadas por no cumplir con requisitos como el interlineado establecido para redactar los documentos a presentar. Se quedó sola la UTE formada por Yárritu y Ojembarrena, que finalmente también se descartó, entre las «sospechas» y «dudas» de la oposición. Se fue después a un procedimiento negociado sin publicidad, en el que el Ayuntamiento se decantó por Urbico Construcción y Roacon, una oferta más cara y peor valorada que la anterior.

A partir de ahí, comenzó el fuego cruzado en los tribunales contractuales y de lo contencioso administrativo, que acabó por devolver el contrato a Yárritu y Ojembarrena. Y en todo este tiempo, nadie se ha preocupado de facilitar una alternativa a los usuarios, que si en 2009 estaban prietos, ahora están desterrados a localidades del entorno con instalaciones acordes a sus necesidades deportivas, saludables y de ocio.

Mientras, las obras que se habían calculado en 3,5 millones ya cuestan mucho más, debido al incremento del coste de materiales, estimado en cualquier contrato actual en no menos de un 20%. Y precisamente en ese punto se encuentran ahora, en una revisión de precios que requerirá al menos de otro año. Así, la construcción de la piscina climatizada podrá repetir en el programa electoral de la alcaldesa Aitana Hernando de 2023 como proyecto estrella(do).