«Una explotación rentable requiere tierras propias»

I.P.
-

Héctor Munguía estudió Ingeniería Industrial, pero desde 2015 trabaja en el campo. Comenzó con 160 hectáreas en renta. Hoysuma 30 más, el 25% a su nombre. No descarta seguir comprando

«Una explotación rentable requiere tierras propias» - Foto: Valdivielso

Héctor Munguía procede de una familia de agricultores. Siempre vio a su padre trabajar el campo en su pueblo, Santa Olalla de Bureba, por lo que la profesión no le era ajena; sin embargo decidió estudiar y es ingeniero técnico industrial. Después de varios años trabajando en Burgos y en Madrid, la crisis económica le dejó en el paro, coincidiendo prácticamente con el momento de la jubilación de su progenitor, así que decidió quedarse con parte de la explotación familiar que lleva cultivando desde el año 2015, cuando se incorpora como joven agricultor y tramitó el plan de mejora.

Héctor empieza ese año con 160 hectáreas, siendo la mayoría tierras que llevaba en renta su padre; él aumenta la explotación con más fincas que también coge en renta y que, finalmente, opta por ir comprando hasta cultivar en estos momento unas 190 hectáreas, de las que en torno al 25% son de titularidad propia. En su intención está seguir comprando fincas porque entiende que es la manera de que la explotación sea rentable y evitar estar pendiente de pagar rentas y las fluctuaciones de estas. «Compro siempre que el precio sea un precio razonable, de nada te sirve comprar caro porque tampoco ganas nada», asegura Munguía, que reconociendo que los precios son muy variables, se atreve a hablar de entre 5.000 ó 6.000 euros la hectárea hasta los 12.000 por los que se están adquiriendo fincas, mientras que las rentas oscilarían entre 200 y 300 euros por hectárea. Pero también apostilla que se puede estar pagando más, aunque en su caso habla de los precios en los que se mueve su comarca. En todo caso, este es su negocio, lo que le da de comer, dice, y como en cualquier otro empresario, él tiene que hacer lo posible por obtener la mayor rentabilidad de su trabajo, aunque también se muestra crítico con los precios «a los que se está poniendo la hectárea». 

Este agricultor burebano tiene repartidas sus fincas en localidades como Santa Olalla, Briviesca, Galbarros, así como en Leiva y Tormantos, estas pertenecientes a la región vecina de la Rioja. Trigo, cebada y girasol son sus cultivos principales, y algo de colza. 

La inversión realizada por este agricultor no se centra solo en las fincas y ha ido comprando maquinaria a medida que los aperos 'heredados' de su padre iban quedándose obsoletos. Tiene claro que con los nuevos y más potentes tractores y demás útiles de trabajo se gana muchísimo tiempo, por lo que compensa cultivar más hectáreas, explica, incluso aunque estén diseminadas por varios términos municipales como es su caso, pero siempre que las distancias no sean excesivas, no más de 40 ó 50 kilómetros como sucede con sus fincas. Por otra parte, reconoce que las ayudas a la financiación  son necesarias y posibilitan adquirir fincas, de otra forma sería difícil la incorporación de nuevos agricultores.