«Cada bolo es un triunfo»

A.S.R
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Jairo Fuentes apunta a cuentagotas las citas estivales en la agenda y mira con miedo los rebrotes y sus consecuencias en el mundo de las artes escénicas, a pesar de que «ha demostrado que es seguro»

Jairo Fuentes instala los focos y asume el control técnico (abajo) en una función en Segovia.

El pasado mes de mayo, en pleno confinamiento, con la cultura parada completamente, Jairo Fuentes aventuraba que la vuelta a los teatros y a los escenarios tardaría en llegar y, además, prefería que así fuera si no se hacía con todas las garantías de seguridad. «Para volver tiene que haber total seguridad para que la gente se atreva a meterse a un teatro y la cultura siga funcionando. Yo no quiero vivir de las ayudas, pero es necesario ser responsable en todos los aspectos. Lo tiene que ser el público y los gobernantes. Hay que ser muy exigentes», decía este técnico autónomo con más de diez años detrás (o delante) del escenario en labores de sonido, iluminación, escenografía y regiduría. 

De nuevo en la vorágine del día a día, cree que al mundo de la cultura no se le puede poner ni un pero en lo que se refiere a responsabilidad respecto a las medidas de seguridad establecidas como la distancia interpersonal, el uso del gel hidroalcohólico y las mascarillas. 

Aun así, se muestra igual de pesimista que hace dos meses y medio con la situación del sector. Entonces veía el futuro negro. Y de ese color lo sigue pintando. Ninguna señal le ha hecho cambiar de tono. 

«El futuro más cercano lo veo complicado y no creo que mejore en uno o dos años. Me temo que habrá muchos recortes y regresaremos a los niveles de la anterior crisis económica. Será muy difícil», resume y, lejos de resignarse y dejar que la providencia decida, apostilla que dado el caso es importante «saber reconvertirse y servirse de otras habilidades para trabajar y ampliar el campo de acción». 

De momento, la realidad es gris y dista del negro tizón que llevaría a ese renovarse o morir. Mantiene su trabajo como técnico, sobre todo, de compañías burgalesas. No está la cosa para tirar cohetes, pero aguanta. Apenas ha hecho un puñado de funciones, fuera de Burgos (con Jean Philippe Kikolas ha estado en Portugal, Badajoz y Segovia). Y cuando termine el verano, si no se cae ninguna por el camino, alcanzará la veintena. 

«Cada bolo es un triunfo. Hasta que no llegas, haces el espectáculo y lo recoges no puedes decir que lo harás. Con los rebrotes, todo el mundo está entrando en pánico y, aunque sí se han cumplido todas las normas de seguridad, hay una paranoia a nivel político y social que poco a poco nos irá afectando y se irán cayendo las actuaciones. Espero que no, pero temo que sea así», augura al tiempo que desea que su bola de cristal falle. Reconoce su pesimismo y mucho se teme, una vez más, que las autoridades, por mucha seguridad que haya demostrado el mundo de la cultura, se curarán en salud y dejarán la agenda como un erial. 

Burgos, hasta hoy, ha capeado ese temporal y la programación cultural anunciada solo ha sucumbido a los provocados por las condiciones climatológicas, que sí han obligado a suspender alguna propuesta del ciclo Cultura con denominación de origen. 

Precisamente, los únicos rayos de luz que atisba Jairo Fuentes son los de las tormentas de verano de estos días. Bromas aparte y recuperada la seriedad, confiesa que no ve ninguna luz. «Veo el chaparrón que viene otra vez. El virus ha llegado para quedarse. ¿Podremos convivir con ello? No lo sé. Si los que mandan cuando ven que viene el lobo la única solución que dan es quedarse en casa, ¿qué hacemos el mundo de la cultura?», se pregunta e insiste en que se ha demostrado que esta es segura.