Los que emergen cuando la vida se rompe

P.C.P. / Presa de Castrovido
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350 miembros de la UME se entrenan esta semana en la provincia. Ayer, Diario de Burgos fue testigo de un día de prácticas en Castrovido con el Subgrupo Táctico 52 del Quinto Batallón de Intervención en Emergencias

Prácticas en Castrovido del Subgrupo Táctico 52 del Quinto Batallón de Intervención en Emergencias de la UME. - Foto: Alberto Rodrigo

Imposible imaginar las consecuencias de la rotura de la presa de Castrovido. Salvo para ellos. Esos que se ponen siempre en lo peor, que emergen cuando la vida se rompe. Acostumbrados a ver a los militares de la UME en todos y cada uno de los grandes incendios de este año, como los de Sabinares del Arlanza y el Valle de Mena en Burgos, cuesta reubicar esos cascos rojos y amarillos en mitad de un pantano, rodeados de agua en vez de fuego, dentro de un ecosistema como el de la presa de cola de Los Vados, que en vez de morir entre las llamas nace con la promesa de una belleza exuberante y las sierras de la Demanda y Neila de fondo. 

El lunes, cuando se empezó a desplegar por la provincia de Burgos el Quinto Batallón de Intervención en Emergencias (BIEM V) de la Unidad Militar de Emergencias (UME), el agua del embalse estaba a 7 grados. Ayer había subido un par, calculan, mientras dos lanchas (modelos Wally y Mark) recorren esta gran laguna artificial que se formó con la construcción de Castrovido. Realizan prácticas de socorrismo acuático y pilotaje de embarcaciones, mientras sus compañeros en tierra trabajan en la contención de masas de agua. Simulan que una vivienda ha quedado bloqueada en mitad de una riada y, para aislarla, a su alrededor van construyendo un muro con unos módulos que se asientan sobre un plástico aislante y que una máquina llena con grandes cantidades de tierra para evitar que la corriente los arrastre también. Con ellos pueden asimismo redirigir avenidas de agua o reencauzarlas. 

No parece demasiado complicado hasta que se coordinan entre 6 militares para levantar uno de esos módulos, aún sin rellenar con material, y llevarlo a la zona que pretenden cerrar. Todo esto en medio de un trasiego de compañeros que arrastran sacos terreros, un clásico que nunca falla y que tampoco resulta ligero (de 20 a 25 kilos cada uno) y máquinas que van y vienen, entre ellas un Vehículo Medio de Intervención (VMI), que en esta ocasión transporta una bomba Xylem para achicar  agua, pero que puede cargar desde un contenedor de 10 pies para material hasta los depósitos de agua y mangueras de lucha contra el fuego.

Y en medio de ese trajín humano y de material pesado, siempre en mente «la seguridad de los intervinientes. No podemos convertirnos en un problema añadido dentro de la emergencia», subraya el teniente Diego García Narganes. El jefe del Subgrupo Táctico 52 del Quinto Batallón tiene un ojo en las prácticas de la presa de cola de Los Vados y otro entre Barbadillo del Mercado y Hortigüela, donde 40 profesionales más practican una búsqueda y rescate de desaparecidos a lo largo de 7 kilómetros de río, dentro del mismo escenario de emergencia por la rotura del vaso principal de Castrovido, con interrupción de suministros básicos, poblaciones amenazadas, evacuación de personas con movilidad reducida (...).

(Reportaje completo, en la edición impresa de Diario de Burgos de hoy jueves o aquí)