Fueron a tiro hecho porque sabían lo que buscaban. Los dueños del bar Comuneros, ubicado en el número 15 de la calle con el mismo nombre, tienen claro que los ladrones que entraron la madrugada del miércoles al jueves conocían bien el local y dónde encontrar el dinero. Eso sí, para acceder no utilizaron ningún tipo de herramienta sofisticada para dejar el menor rastro posible. Cogieron una alcantarilla del edificio de al lado y reventaron el cristal. De allí se llevaron parte de la recaudación de la caja y también de lotería que ellos venden, así como de entradas para diferentes conciertos que se pueden adquirir en ese local. Estiman que el botín se quedó cerca de los 4.000 euros.

La responsable del establecimiento explicó que la noche en que sucedió todo habían decidido dejar algo más de dinero porque debían un par de facturas a un proveedor. De ahí surgen las sospechas de que el autor, o los autores, del asalto tenían que conocer muy bien tanto el local como las rutinas de los propietarios del negocio. «Nos ha sorprendido que no se hayan llevado el ordenador o la tablet», incide. De la caja, los cacos se llevaron aproximadamente 1.600 euros en billetes y otros 630 en monedas.

A ese dinero hay que sumarle lo que habían recaudado de la venta de varios números de lotería (también se llevaron décimos), y de algunas entradas para diferentes conciertos que hay en la ciudad y en la provincia, así como algunos tacos de esos tickets. Aunque no cuantificaron el total de lo que supuso económicamente, creen que podría superar los 1.500 euros.

Dentro de las entradas que los asaltantes se llevaron se incluye un taco de 28 tickets para el Rebel Fest, un festival de música que se celebrará el próximo 28 de marzo de 2020 en el Andén 56. Desde la sala informaron a través de las redes sociales del robo y también de que habían conseguido cancelar los códigos para poder acceder al registro. Los responsables también quisieron animar a aquellos que ya las hayan adquirido a volver al bar Comuneros para cambiarlas por otras nuevas.

Al agravio que ocasionaron los ladrones por el robo del dinero se une el coste que les supondrá a los dueños el arreglo del cristal que reventaron para acceder, así como otros desperfectos que causaron en una de las mesas del local y también en el suelo.