Guadalajara acoge 2 meses la abstracción de Sanz de la Fuente

I.L.H.
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El Museo Francisco Sobrino muestra 16 piezas realizadas por el pintor burgalés en los últimos 16 años de su vida. En 'Líneas paralelas' hay lienzos, pintura en 3D y collages

Collage trabajado con foto, papel pintado y plomo (2006-2007) y lienzo de gran formato (195 x 176 cm) pintado en 1996.

En las históricas naves del matadero municipal de Guadalajara, del siglo XIX, la ciudad abrió en 2015 un moderno espacio con obra permanente del escultor Francisco Sobrino y una programación cultural continua. En ese museo y como muestra temporal va a estar desde durante dos meses la obra abstracta de Antonio Sanz de la Fuente (1951-2013).

En concreto se exponen dieciséis obras que datan de sus últimos dieciséis años y hacen hincapié en el uso que el artista burgalés hizo de las líneas paralelas durante toda su trayectoria. «Las líneas paralelas que encontramos en la obra de Antonio Sanz de la Fuente son las líneas del campo, del paisaje, de la tierra y del horizonte, esperanzadoras y creadoras de vida», señala la comisaria, María Sanz Nieto. 

Estaban esas líneas y también las de su serie Jardín entre rejas, expresadas como ese Edén o paraíso amurallado «donde somos prisioneros de nuestras necesidades, ansiedades, logros, fracasos, pero sobre todo prisioneros de nuestra libertad», añade la hija del artista.

Las líneas horizontales y sobre todo verticales de Sanz de la Fuente, perpendiculares o no, abarcaban muchas veces más allá del lienzo e incluso formaron el eje de sus cuadros tridimensionales, sobrepasando los límites o dejando a estos sin  margen. Según Sanz Nieto Líneas paralelas quiere indagar en los paralelismos que la obra genera, desde la libertad y los límites hasta el vacío, desde el camino indicado al que hay que inventarse para seguir creciendo.

En las obras expuestas en Guadalajara sobresale una paleta de colores acorde a la tierra, con rojos, ocres, verdes y morados. Y entre las dieciséis piezas las hay de diferentes estilos y formatos. Nueve, por ejemplo, son de gran tamaño y están creados como dípticos, trípticos y hasta cuadrípticos. Los empezó a pintar a partir de 1997, cuando su firma pasa del primer plano en el anverso del lienzo a la parte posterior del cuadro. Hay, además, seis collages creados en torno a 2010 «donde ensaya con otros materiales y evidencia un cambio de visión sobre la realidad». Por último se puede ver una de sus pinturas tridimensionales que, para la comisaria, es una obra didáctica ya que ayuda a comprender la superposición de capas, momentos y vivencias que en otras obras se intuye o se siente al mismo tiempo.