Fernán Labajo

Plaza Mayor

Fernán Labajo


Las banderas

30/06/2022

Hay quien se echa las manos a la cabeza con la doble moral de la FIFA, que el día del orgullo homosexual tiñe sus redes sociales con el arcoíris después de aceptar sin rubor que el organizador del máximo torneo futbolístico amenace con penas de prisión de 6 a 11 años si se lucen esos colores en un estadio de Qatar. Pero las contradicciones en este deporte, y sobre todo de las organizaciones chupópteras que lo rigen, han sido constantes a lo largo de su historia. 

Durante años se ha tolerado que aficiones de todo el mundo llamasen 'maricón' a un futbolista. Que se atacase al rival usando la sexualidad con un tono peyorativo. Tampoco entiendo por qué los propios jugadores afectados, fueran gays o no, nunca salieran a defenderse. Que afeasen el insulto o que normalizasen con un simple «sí, soy homosexual ¿y qué?», me es indiferente. Pero al menos una muestra de repulsa. Claro que si en un estadio se han lanzado cochinillos y derribado porterías sin que hubiera consecuencias, cómo penar después un delito de odio. De aquellas aguas, estos lodos. 

El mundo del fútbol llega a 2022 sin hacer los deberes. Con una FIFA atrapada en la disyuntiva entre el dinero o el compromiso social. Poderoso caballero, el primero. Está muy bien lucir banderas, ondearlas al viento en un despacho de Suiza construido con montones de billetes manchados de petróleo qatarí. Tanto como plantar cara a tu padre, decirle que te vas de casa y luego cogerle del garaje su tienda de campaña y acampar en su jardín. 

Y esto también va por aquellos que quieren hacer una revolución sexual 50 años después. Los que ven enemigos en casa, pero no se atreven a combatirlos donde de verdad existen. Tendrán que ser ellos los que guíen a los demás para colocar la bandera en lugares que, a los hechos me remito, están muy lejos de conquistarse.