Una hinchada de foto

ALMUDENA SANZ
-

Jaime Uvedoble recoge el espíritu de la afición del fondo sur de El Plantío en 'Grada y calle', una colección en analógico que abre el curso de la Sala Código UBU. Hasta el 31 de octubre

Jaime Uvedoble hace una selección de las imágenes captadas durante los partidos en casa y fuera, en las gradas y en la calle, en blanco y negro y en color. - Foto: Patricia

Jaime Uvedoble huye de modas y apariencias, no le gusta quedarse en la superficie y ahonda en la cara B de la realidad. Lo hace detrás del objetivo de una cámara analógica. La contención en el disparo, las expectativas y el misterio previos al revelado y la sorpresa tras recibir las copias envuelven de magia esta técnica por la que apuesta y protagonizó su debut en las salas capitalinas hace cuatro años en Espacio Tangente con The rude awakening. Ahora se desplaza de la ciudad al campo de fútbol. Fascinado desde niño por todo lo que ocurría en el fondo sur de El Plantío, por esa parte de atrás de la portería donde pasaban cosas muy locas, hace unos años empezó a fotografiarlo y cuando vio que generaba contenido se convirtió en uno más de la hinchada del Burgos CF. Este trabajo planteado a modo de diario cristaliza en un fotolibro y una exposición, Grada y calle, que abre el curso de la Sala Código UBU, hasta el 31 de octubre (de lunes a viernes de 7.45 a 20.45 horas). 

Ha acompañado a este sector de la afición burgalesista como uno más, durante los partidos, desplazamientos a otros campos, corteo hacia el estadio, entrada... Todo forma parte de la ceremonia. Siempre con su Olympus Mju II. Carretes de color y blanco y negro. Sin photoshop ni recorte posterior. Las 27 fotografías que cuelgan en el vestíbulo de la Biblioteca Universitaria recorren momentos, rituales y protagonistas. 

«Me interesaba como cualquier otra subcultura y quería documentarlo. Me llamaban la atención sus códigos estéticos y sus símbolos, ese ambiente en el que suceden cosas e incluso da pie al nacimiento de otros movimientos musicales, sociales...», destaca el fotógrafo burgalés, que acaba de instalarse en Madrid ávido de nuevas realidades, al tiempo que espera contribuir a dar a conocer y derribar prejuicios en torno a este universo. «Es un mundo muy criminalizado, mal visto por gran parte de la sociedad, porque es muy desconocido. Es innegable que dentro de él se han producido episodios violentos, pero no es lo habitual», reflexiona y la defiende como «una grada inclusiva, integradora, con cabida a cualquier persona». 

El espectador escucha el rugido ensordecedor de la hinchada con las banderas blanquinegras en un baile loco con el viento, se mezcla como uno más en el desfile hacia el campo detrás del tifo Insigne grandeza, siente la mirada de las fuerzas de seguridad, respira los colores con ese seguidor subido al palo detrás de la portería con la bandera en primer plano y los focos al fondo... Por respeto, dice, no aparecen rostros. Solo dan la cara Esteban González Piné, el seguidor más emblemático, fallecido en agosto, y Saúl Berjón, autor del gol del ascenso, a modo de homenaje. 

Grada y calle es una cita para todos los futboleros, pero especialmente para esa parte del público: «He querido que sintieran que alguien ha hecho algo para ellos. Creo que lo he conseguido. Con el mismo respeto que me han tratado he hecho yo mi trabajo, desde el conocimiento y la profundización en su cultura». La de Jaime Uvedoble es la mirada de un romántico, del fútbol y de la fotografía analógica.