Prevén una Semana Santa potente pese al precio del lechazo

L.N. / Aranda
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Numerosos restaurantes de la capital ribereña, que ya rozan el lleno, apuntan que vuelve a haber cierta escasez por la disminución del número de rebaños. También les cuesta encontrar personal de refuerzo

El lechazo asado es el plato estrella de la gastronomía de Aranda. - Foto: Valdivielso

Se avecina una Semana Santa «potente» para la hostelería de Aranda de Duero. Así lo prevén en numerosos restaurantes de la capital ribereña, que ya rozan el lleno y que confían en alcanzar el 100% con las reservas de última hora. En el sector se muestran optimistas, a pesar de la subida imparable del precio de un sinfín de productos, especialmente del lechazo, que ejerce como rey de la gastronomía arandina.

En estos momentos, se paga a 17,60 euros el kilo, lo que supone que un animal de entre 5,5 y 6 kilos tiene un coste cercano a los 96 euros. «El año pasado a estas alturas nos salía por entre 60 y 65 euros, de 70 no pasaba», recuerda Rommel Luis, responsable de Casa Corrales.

«Nunca había estado tan caro», añade Valentín González, gerente del restaurante Aitana, quien apunta que habitualmente suele haber subidas y bajadas en el precio, especialmente cuando llega verano o Navidad, pero «esta vez no ha bajado nada en todo el año y eso es un problema». En este sentido, José María Rubio, al frente del Asador Casa José María, subraya que vuelve a haber cierta escasez y «aunque la demanda es grande, porque el 98% de las personas que visita Aranda viene a probar el lechazo asado, cada vez quedan menos cabezas de ganado, por lo que se avecinan momentos complicados». 

De cara a los próximos meses, las cosas no pintan mucho mejor. Rommel Luis admite que le da «miedo» pensar en los precios que podría alcanzar el lechazo en agosto, una de las épocas más fuertes de todo el año. «Se puede poner a 20 euros el kilo o más», calcula, mientras precisa que en su restaurante intentan ajustar este importe «pensando en los clientes». Ahora bien, constata que  los márgenes «han disminuido a pasos agigantados» porque, además del lechazo, ha aumentado el coste del azúcar, las lechugas, cebollas o tomates y «no puedes repercutir todo al cliente, pero tampoco asumir pérdidas». En este momento, la mayoría de asadores arandinos cobran el cuarto de asado a unos 50 euros. Hasta hace poco lo mantenían en 46 o 47 euros, pero desde principios de año lo han subido. Porque, por si fuera poco, a todo ello se añade el notable incremento del precio de la leña o la electricidad. 

«Cada día te llevas una sorpresa.  Ha subido prácticamente todo. No hay nada más que ver cómo están los huevos, los calabacines o los pimientos rojos», enumera Valentín González. Ahora bien, unos y otros coinciden en destacar que, por fortuna, el consumo no ha caído. Al contrario. Perciben muchas ganas de salir y disfrutar entre sus clientes. «La pandemia ha marcado mucho», dice el gerente del restaurante Aitana. Por su parte, José María Rubio sostiene que «hay mucha alegría» y que los últimos fines de semana han estado «a tope». Después del confinamiento, «muchos apuestan por vivir lo mejor que se pueda». Algo que también destaca Evelio Peñacoba, del mesón Nuevo Coto. «La Semana Santa pinta bastante bien. Aunque dependemos del tiempo que haga, la gente tiene ganas de salir a comer. Nosotros ya estamos casi llenos», afirma. 

No llegan candidatos. La lista de dificultades que afronta la hostelería incluye una más: los problemas para encontrar mano de obra. Aunque la mayoría de restaurantes refuerza su plantilla en Semana Santa, cada vez les resulta más complicado. Así lo reconoce Pilar Velasco, del restaurante Cumpanis.«Ojalá pudiera reforzar, pero no encontramos a nadie», lamenta. «Encontrar extras cada vez es más complicado», añade Rommel Luis. Unos y otros advierten de que esto se traduce en dar menos comidas. «Te da rabia decir que no» y «eso supone que dejas de facturar por no tener personal», concluyen.