La huella del terror etarra en Castilla y León

SPC
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Cuando se cumple el décimo aniversario del fin de la violencia de ETA, el dolor que sembró la banda terrorista sigue muy presente en Castilla y León, la segunda tras el País Vasco con más asesinados

Atentado contra Juan José Alista en 1995. - Foto: Ical

Cuando se cumple el décimo aniversario del fin de la violencia etarra, el dolor que sembró la banda terrorista sigue muy presente en Castilla y León, la comunidad que después del País Vasco más sufrió la sinrazón de la violencia durante casi medio siglo. De los 857 asesinatos cometidos por ETA entre 1960 y 2009, según se recoge en el libro 'Vidas rotas' de Rogelio Alonso, Florencio Domínguez y Marcos García Rey, 138 eran naturales de Castilla y León, lo que supone el 16,1% del total. En esta trágica clasificación la Comunidad solo se sitúa por detrás del País Vasco, con 178 asesinatos (20,77%) y por delante de Andalucía que, con 121 víctimas ocupa el tercer lugar.

El presidente de la Asociación de Víctimas de Terrorismo de Castilla y León, Sebastián Nogales, reconoce que, como no podía ser de otra forma, el dolor, la rabia y la impotencia de las víctimas sigue latente, pero recalca que lo importante es que la sociedad tenga el cuenta el papel que las víctimas jugaron en la Transición y, sobre todo, «que nunca olviden nuestro dolor para que algo así no se vuelva a repetir».

Además de reclamar la aplicación y la reforma de la Ley de Reconocimiento de las Víctimas del Terrorismo, Nogales también pide al Estado que, tal y como ha solicitado el Parlamento Europeo, se investiguen los más de 300 asesinatos de ETA que siguen sin resolverse. En este sentido, argumenta que es ilógico que función de si el asesinato o el atentado está esclarecido y si hay sentencia judicial al respecto, las víctimas tengan derecho o no a ciertos niveles de ayuda

Atentado en 1992 en el que falleció Antonio Heredero Gil en Salamanca.Atentado en 1992 en el que falleció Antonio Heredero Gil en Salamanca. - Foto: IcalDesde hace siete meses, Nogales, un policía nacional al que un atentado etarra en Pamplona le truncó de raíz su carrera, preside la AVT Castilla y León, un colectivo integrado por 137 socios y que en la actualidad está trabajado por crear una estructura permanente.

Cronografía criminal

El primer castellano y leonés asesinado por ETA, según 'Vidas rotas', fue Gregorio Posada Zurrón jefe del Grupo de Información de la Guardia Civil en Azpeitia (Guipúzcoa) y natural de la localidad zamorana de Villaferrueña. El 3 de abril de 1974, cuando circulaba en su vehículo, un Seat 850, por la calle Juan XXIII, dos miembros de ETA, armados con subfusiles, se colocaron delante del vehículo y lo ametrallaron. Gregorio Posada murió pasadas unas horas en el hospital militar de San Sebastián. Este cabo primero tenía treinta y tres años. Estaba casado y tenía dos hijas, una de seis años y otra de cuatro.

ETA ha cometió 13 atentados en Castilla y León desde el inicio de la etapa democrática, que cobraron la vida de dos militares y un guardia civil. El primero de los actos terroristas tuvo lugar el 1 de julio de 1979 en la capital leonesa y el último en la ciudad de Burgos, que ha sufrido cuatro ataques, aunque la capital leonesa ha sido la que más vidas ha llorado, en concreto, dos, mientras en Salamanca falleció la tercera víctima mortal de ETA. 

La huella del terror etarra en Castilla y LeónLa huella del terror etarra en Castilla y León - Foto: FS ICALEl 1 de julio de 1979 en León, la banda terrorista asesinó al brigada de la Guardia Civil Emeterio de la Fuente Aller. Cuatro años más tarde, el 18 de diciembre de 1983, la Comandancia de la Guardia Civil de Burgos sufrió un ataque. Los terroristas colocaron entonces 12 kilos de goma-2 cerca de la sede del Instituto Armado, sin ocasionar daños personales. Más trágico fue el año 1992. La Comunidad sufrió en dos ocasiones el ataque de la banda terrorista. El 3 de agosto, perpetró un atentado contra el cuartel de la Guardia Civil de Lerma mediante la colocación de dos mochilas cargadas con 25 kilogramos de amonal que fueron depositadas junto a la verja que rodea el edificio. Menos de un mes después, el 2 de septiembre, falleció en Salamanca el coronel del Ejército de Tierra Antonio Heredero Gil, como consecuencia de un artefacto colocado en su coche.

En 1995 Castilla y León también registró dos atentados terroristas en las provincias de Salamanca y León. El 10 de noviembre, la banda intentó una masacre en la capital charra al colocar una bomba lapa en los bajos del coche del capitán del Ejército de Tierra Juan José Aliste, que sufrió la amputación de las dos piernas. El otro ataque tuvo lugar el 22 de diciembre en la capital leonesa y se cobró la vida del comandante de Artillería Luciano Cortizo Alonso al explotar una bomba lapa adosada a su vehículo.

Estado en el que quedó la casa Cuartel de Burgos tras el atentado de 2009.
Estado en el que quedó la casa Cuartel de Burgos tras el atentado de 2009.
También doloroso para Castilla y León fue el secuestro del funcionario de prisiones burgalés José Antonio Ortega Lara, quien fue liberado el 1 de julio de 1997 por la Guardia Civil en un zulo bajo una nave de Mondragón (Guipúzcoa), tras permanecer secuestrado 532 días. El último atentado en la Comunidad se produjo el 29 de julio de 2009 hizo explosión una potente bomba, alojada en una furgoneta, en las inmediaciones de la casa cuartel de la Guardia Civil de Burgos, que causó 70 heridos leves e importantes daños materiales.