¿Quién me paga las ruedas?

I.M.L.
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Los arandinos llevan tres semanas soportando calzadas descarnadas a la espera de un asfaltado imposible por el frío

Las dos tapas de registro que te ‘comes’ sí o sí al dejar la calle San Antón. - Foto: I.M.L.

Todo el mundo entiende que las obras en la vía pública son molestas pero necesarias para mejorar el entorno urbano. O esa se supone que es la intención. Lo que no entienden muchos vecinos de Aranda es el tener que soportar más de tres semanas un buen puñado de calles sin su capa de asfalto, con los pasos para peatones desaparecidos y dejando badenes, alcantarillas o multitud de tapas de registro sobresaliendo centímetros. Las labores de fresado de las vías que quedaron pendientes de la campaña asfáltica de 2022 se realizaron entre el 14 y el 22 de febrero y, desde entonces, se sigue sin reponer la capa de rodadura a la espera de que mejore la climatología.

Vecinos y conductores llevan tres semanas soportando estas calles descarnadas. «Yo pensaba que lo iban a arreglar pronto, en uno o dos días, pero ahí está todo lleno de socavones y con los pasos de cebra borrados», se queja una peatón que camina pegada contra la pared «no vaya a ser que salte una china y me dé en el ojo». Eso sí, la mujer se apiada de los conductores, que son los que más lo sufren.

Algunos tiran de ironía para sobrellevar la carrera de obstáculos que es moverse en coche por muchas calles de Aranda. «Menos mal que tenemos aquí la Michelin, porque nos estamos dejando las ruedas, los talleres van a hacer el agosto antes de Semana Santa», se queja un hombre tras aparcar en la calle San Francisco, mientras su acompañante le pregunta «¿no tenéis que ir a 30 por hora? Así os vais acostumbrando a no correr». 

Así está la zona de aparcamiento en la calle Torremilanos.
Así está la zona de aparcamiento en la calle Torremilanos. - Foto: I.M.L.

Mientras se espera una subida de temperaturas para que se pueda echar el asfalto y fragüe bien, los conductores ya se han resignado a ir mirando por dónde pasan. «Ahí, en el cruce de la carretera Palencia para meterse por Fuenteminaya te los comes sí o sí, o invades el carril contrario», relata un vecino de la zona, mirando la calle y señalando dos puntos más donde son inevitables los desniveles. Los ejemplos de calles en un estado casi intransitable se suceden: la calle Los Pozos tiene un badén que obliga casi a frenar a los vehículos, en La Presa hay un registro sobre elevado cada metro y medio, en Torremilanos es difícil aparcar sin meter la rueda en un socavón,... y todo sin una señal que avise de los cambios de rasante y los obstáculos en la calzada. «Ahora se ponen a hacer todo, querrán que sintamos antes de las elecciones lo mismo que los de la avenida Castilla», sentencia el gerente de un bar al pie de la calle San Francisco a modo de crítica hacia los responsables municipales.