Pese a ser menos funesto que 2020, la sociedad tampoco no pudo recuperar la normalidad prepandémica el año pasado. Aun así, fue inevitable un repunte de la delincuencia hacia estadísticas anteriores a la covid-19. La Memoria del Ministerio Fiscal, presentada ayer, refleja ese incremento esperado y lógico por los encargados de hacer justicia, pero no menos sorprendente en algunos aspectos. Porque en un ejercicio con férreas restricciones de movilidad y con casi medio año de toque de queda, resulta ciertamente curioso que en la provincia de Burgos los delitos que más se incrementaron fueron los que van contra las normas de tráfico y las agresiones. Un fuerte incremento de procedimientos del 35% y del 20% respectivamente que, por regla general, se resolvieron en juicios rápidos.

Los datos facilitados por la Fiscalía General del Estado muestran que en 2021 se abrieron diligencias previas por 2.047 delitos de lesiones, 314 más que el año anterior. Los jueces dictaron 219 sentencias por esta modalidad delictiva que incluye riñas tumultuarias -las cuales se dan principalmente en un ambiente festivo y nocturno-, y de maltrato machista  y doméstico. 

Más notable es el repunte que refleja la estadística en el caso de las infracciones penales de tráfico que llegaron hasta el Ministerio Público. A nivel general, los delitos contra la seguridad vial pasaron de 702 a 944, siendo la conducción bajo los efectos del alcohol y las drogas el motivo principal por la que los fiscales llevaron a juicio a los conductores. Asuntos que, mayoritariamente, se incoaron de urgencia y finalizaron con una sentencia de conformidad en un juicio rápido. 

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