Actúan en la ruina de Cabestreros tras 13 años de quejas

C.M.
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El Ayuntamiento de Burgos adjudica a la empresa Pascual González el arreglo del tejado y la limpieza del inmueble por 46.000 euros

El inmueble presenta muchas deficiencias y acumula suciedad por la presencia de palomas. - Foto: Patricia

Los vecinos del número 12 de la calle Cabestreros, a escasos metros de la Catedral, aseguran que hasta que no vean las máquinas trabajar no se lo creerán. No en vano llevan desde el año 2009 peleando para que se actúe en el edificio colindante, el 14, ante el estado de ruina y suciedad que presenta.

Han sido cientos los escritos remitidos al Ayuntamiento a lo largo de este tiempo para reclamar que exigiera a los dueños que adecentaran el edificio para evitar problemas de humedades y de suciedad en sus casas pero han ido cayendo en saco roto. La Asociación de Vecinos del Casco Histórico Alto lleva tiempo planteando el problema en la Junta del Distrito Centro-Norte y por fin consiguió que en abril del año pasado técnicos de las áreas de Licencias y Sanidad, apoyados por los bomberos, hicieran una inspección para comprobar la situación del inmueble. 

Se volvió a instar a los propietarios para su adecentamiento pero con el mismo resultado desde hace 13 años, así que el Ayuntamiento dio un paso adelante y ha decidido llevar a cabo una ejecución subsidiaria, dado que las multas giradas a los propietarios no han tenido efecto alguno. Finalmente, será Construcciones Pascual González la empresa que lleve a cabo los trabajos por un importe de 46.000 euros y un plazo de ejecución de dos meses. 

La actuación consistirá básicamente en el cierre de los huecos del tejado que están abiertos y en la limpieza de los excrementos de las palomas. También se retirará el vallado exterior que colocó el Ayuntamiento como medida de seguridad para evitar el paso de peatones cerca del edificio. Una vez firmado el contrato, la actuación se llevaría a cabo en las próximas semanas. «La situación se ha vuelto insostenible, suciedad, malos olores, humedades... pero hasta que no vea las máquinas no me lo creeré», aseguró Yolanda Marcos, una de las vecinas del número 12. 

La situación de abandono y ruina del edificio se está convirtiendo en un problema de salud no solo para los vecinos sino para los paseantes y turistas al estar en cerca el Museo del Retablo y a escasos metros de la Catedral y del Castillo.

El inmueble es un verdadero palomar, dado que el tejado y las ventanas están rotas y entran en su interior buscando refugio, y ello genera no solo ruidos sino que el entorno se llene de excrementos y olores, dado que hay muchos animales muertos. También ha detectado la presencia de roedores y gatos. Los propietarios pensaban construir 16 apartamentos pero el estallido de la crisis de la construcción lo dejó varado.