En un principio puede parecer disparatado que un camión, cabina y plataforma incluida, se suba al vagón de un tren para transportar mercancías. El modelo de la autopista ferroviaria, ya extendido en el centro y norte de Europa, es el siguiente gran paso que quiere dar el Gobierno para impulsar la logística, todo, sin dejar de lado los portes por carretera. Prueba de ello es que, a lo largo de este 2022, el Ministerio de Transportes tendrá en su poder el análisis preliminar de gálibos de distintos trayectos que se transformarán a futuro en autopistas ferroviarias. En total cruzarán 17 provincias, aunque hay comunidades como Galicia, Asturias y Cantabria, Extremadura que tendrán que esperar más para adaptar sus infraestructuras.

Uno de esos 9 corredores prioritarios para el Ejecutivo es el que discurre entre Medina del Campo (Valladolid) y Jundiz (Vitoria) previo paso por Burgos o Miranda. Por el extremo pucelano hay otro en estudio que terminará en la localidad salmantina de Fuentes de Oñoro, última estación antes de la frontera portuguesa. Al otro lado, en dirección hacia la capital vasca, -pero en ancho estándar y no ibérico-, se plantea crear una autopista ferroviaria hasta Irún. De este modo la capital burgalesa será un actor clave dentro de esta nueva forma de mover mercancías, que permitirá recorrer España y conectar Portugal y Francia. El Ministerio precisa que el corredor que atraviesa la provincia destaca por su «interés para el sector logístico y de transporte» y alaba la reducción de emisiones que se expulsarían a la atmósfera en caso de que esos camiones completen sus servicios por carretera.

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