Andalucía, un punto de inflexión

Pilar Cernuda
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El 19-J marca un estrepitoso fracaso para el proyecto socialista de Pedro Sánchez

Andalucía, un punto de inflexión - Foto: JUNTA DE ANDALUCÍA

Ha sido un éxito indiscutible de Juanma Moreno y del Partido Popular. Y, por muchas lecturas que quieran hacer los socialistas, las elecciones andaluzas han supuesto un fracaso estrepitoso del PSOE de Pedro Sánchez. Un hombre que, desde la Presidencia del Gobierno, ha profundizado hasta extremos insospechados en el hundimiento de su partido. 

De la misma manera que en el éxito de Moreno se ha sumado el llamado efecto Feijóo a Juan Espadas le ha afectado seriamente el efecto Sánchez . Como se temía. Como al menos temían los socialistas.

Fue Sánchez el que eligió a Espadas como candidato, aunque voces destacadas del PSOE andaluz le advirtieron que el nivel de conocimiento del entonces alcalde de Sevilla era muy limitado. Si a eso se añade que en los últimos meses la gestión de Sánchez y su Gobierno ha sido desastrosa, que no ha sido efectiva ninguna de las medidas que ha tomado para paliar los efectos de la guerra de Ucrania en el sector energético, que la inflación está disparada, que ha creado graves problemas internacionales con países que necesitamos que estén de nuestra parte, que varios sectores se sienten abandonados por el Ejecutivo y que encima ha trascendido más allá de los muros de Moncloa las graves disputas entre ministros y el eterno tira y afloja entre los miembros de Podemos y del PSOE. 

Para mayor escarnio y falta de confianza en Juan Espadas, la campaña se la diseñó desde Moncloa, y bajaron a Andalucía todos los ministros para pedir el voto para el PSOE. Con el agravante de que la mayoría de los andaluces no tenían la menor idea de quienes eran aquellos ministros, que no se han caracterizado precisamente por tomar medidas ilusionantes.

Pedro Sánchez tendría que hacérselo mirar. Nunca el PSOE se ha encontrado en peor situación, y solo él es responsable de este tremendo destrozo. Los altos cargos regionales y municipales están temblando porque el rechazo a Sánchez puede impedir la renovación de sus cargos.

La situación para el PSOE es crítica. Ha perdido definitivamente su feudo, un feudo que aporta nada menos que 61 de los 350 escaños del Congreso, y este 19-J puede significar que el partido se queda sin posibilidad de ganar unas elecciones generales a corto o medio plazo.

La debacle de la izquierda andaluza no se circunscribe solo al PSOE. Podemos ha sufrido un castigo de los que hacen historia. Ha perdido la mitad de sus escaños, lo que profundizará sus problemas con Izquierda Unida, y eso provocará que muchos ojos se dirijan hacia Yolanda Díaz, que ha pasado estos años últimos amagando con dar pero sin dar, y dedicándose más a potenciar su imagen personal que su proyecto político. Si es que tiene proyecto político, que está por ver. 

En Vox tiraron de su figura parlamentaria más relevante, su diputada de moda, para nada. Macarena Olona se ha equivocado de medio a medio, se vio desde el principio. Su empecinamiento en dedicar su campaña a amenazar al PP con la exigencia de ser vicepresidenta si necesitaba un solo escaño de Vox la convirtió en una candidata a la que solo le importaba el poder, no los problemas de los andaluces.

Ciudadanos ha recibido una nueva pésima noticia. Se ha convertido en un partido que no levanta cabeza, y es difícil ya que la levante. El voto útil ha dejado a este partido en una situación imposible. 

Cambio de paso

Las elecciones andaluzas cambian el paso en la política española, que ya había empezado cuando Feijóo sustituyó a Casado. La incógnita se centra en ver si Sánchez ha tomado nota, si asume que él es el responsable de un declive del PSOE que parece imparable, y si cree que eso lo arregla con una crisis de ministros, como hizo hace un año.

Lo que toca ahora es esperar. Habrá que ver si los barones socialistas entran en escena, si Feijóo trata dar la puntilla a Sánchez con una moción de censura aunque sea para perderla, si Olona cumple su promesa de renunciar a su escaño, si Abascal asume que el tremendismo ultra no gusta, sea de la derecha o la izquierda, si Yolanda Díaz asume el poder en Podemos o intenta convertirse en líder del PSOE y habrá que esperar la reacción de Pedro Sánchez que interpretará el resultado como quiera, pero ha recibido un importante varapalo