Mar y montaña para alegrar una mesa muy burgalesa

J.A.G.
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El restaurante La Solana, en la calle Madrid, tiene distintas propuestas gastronómicas en las que entran en juego carnes, pescados y mariscos. Sus garbanzos con bogavante son icónicos.

Mar y montaña para alegrar una mesa muy burgalesa - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Francisco del Río dejó la gerencia y la cocina del restaurante La Solana, pero de ella sigue saliendo esos platos pegados al terruño y de raíz castellana, con sugerentes guiños a gastronomías vecinas, pero esa innovación gastronómica justa y necesaria porque Daniela Mirica y su equipo, que trabajaron con el cocinero, siguen sus pasos entre los pucheros. Ignacio Azofra, un hostelero con más de dos décadas de experiencia en plaza, regenta ahora el negocio y tiene muy claro que los cambios hay que hacerlos cuando es necesario, pero no cuando un restaurante, como es el caso, funciona y sigue teniendo una carta atractiva para esa clientela fiel.

Además de la amplia carta de barra para el tapeo, cada mediodía, de lunes a viernes, se trata de sorprender a los comensales porque siempre se cambia de menú del día en función del mercado. Eso sí el precio es fijo, 12 euros, con postre y bebida. Se puede elegir entre seis propuestas de primeros, entre las que siempre hay platos de legumbres, espárragos con salmón, pasta, revuelto de boletus, alcachofas con jamón... En segundos las sugerencias pueden ser una parrillada de pescado, bacalao a la vizcaína o mismamente carrillada, rabo estofado, codillo al horno, bistec o uno callos a la riojana, por poner algunos ejemplos. Los postres, casi todos caseros, varían desde el arroz con leche a los flanes, tartas, helados o mismamente fruta...

Para fines de semana y festivos -eso sí, solo comidas- tienen un atractivo menú de carta a 23 euros, que incluye además el vino -rioja o ribera- el postre, que se puede cambiar por el café. Como entrante se puede elegir entre la patata rellena de jamón con champiñones, sus garbanzos con bogavante, verduras a la plancha con langostinos, tabla de ibéricos, tempura de mar y montaña, ensalada de changurro, una singular hamburguesa de sepia, sopa de pescado o unos boletus de temporada. La lista de segundos está encabezada por el bacalao al pilpil pero también hay para elegir rodaballo a la plancha, corvina rellena de changurro, merluza a la plancha con chipirones, las chuletillas de cordero, rabo estofado, entrecot de novillo, solomillo o secreto ibérico.

Si prefieren su menú degustación, ideado para cenas y comidas durante por encargo, el tique puede cambiar de los 32 a los 37 euros, con postre, bodega -rioja o ribera- y sorbete. La lista de entrantes -tres a elegir- es amplia y se puede disfrutar de ensaladas -primavera, perdiz, ahumados o de changurro-, sardina ahumada, brochetas de langostino, pulpo -a la gallega o a la plancha-, sus garbanzos con bogavante o los chipirones rellenos de morcilla de Cardeña. Fritada especiales, patata rellena de jamón ibérico, hamburguesa de sepia, tabla de ibéricos, gambas a la plancha, almejas con pulpo o gambones a la plancha cierran la lista.

Completar con un segundo pasa por elegir entre una amplia propuesta que va desde la merluza a la plancha con chipirón, rodaballo, su corvina rellena, el bacalao al pilpil con cococha o la parrillada de pescado. En carnes ofertan además de un surtida parrillada, el sempiterno entrecot o un solomillo al Oporto con boletus, chuletillas de cordero churro o la carrillera al vino tinto, secreto ibérico a la plancha o el rabo de ternera estofado, otra de las especialidades de la casa.

Su bodega tiene una veintena de referencias, con vinos tintos básicamente ribereños y riojanos, pero también blancos de Rueda y otras denominaciones.

Bajo pedido se cocinan algunas singularidades de la gastronomía castellana como el cordero asado o la olla podrida, guisos… También se prepara comida para llevar. El comedor tiene doce mesas y cinco más el de barra. Asimismo están abiertos a cenas y comidas familiares, de empresa o amigos, eventos…