Creatividad innata

I.L.H.
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Pintar las nubes o detener una tempestad. Lou Matilla se retrata cumpliendo algunos de sus sueños, como exponer las fotografías que delatan su alma. En el Bardeblás

Las imágenes de Lou Matilla permanecerán expuestas todo el mes de octubre en el bar de la calle La Puebla. - Foto: Patricia

Durante varias semanas estuvo buscando una escalera con la que subir al cielo. Quería pintar las nubes y necesitaba de atrezo esos peldaños. Otro día era una silla de mimbre lo que perseguía para arrastrarla por la tierra arada. Yle siguieron el marco de un cuadro, polvos de colores, maquillaje, unas alas negras... la noche cerrada, los trigales, un cielo tormentoso... Las fotografías de Lou Matilla no son espontáneas. Quiere contar una historia abriendo su alma hasta donde su corazón se lo permite. Y así narra el dolor de un  sueño roto, escoge una paleta infinita para pintar la vida, revela las desilusiones parejas a la juventud, simboliza la fuerza que requiere enfrentarse a la tempestad, acerca el olor del trigo en verano, mueve el viento...

Aficionada a la fotografía desde que era una adolescente, hace dos años decidió que esas imágenes que rondaban en su cabeza debían tener un retrato propio. Y adquirió una cámara: «El gusanillo siempre lo había tenido y la inquietud también. Cuando llegó la pandemia me propuse hacer unas fotos a mi hija, pero la cámara que tenía no daba para lo que quería. Así que me compré una pensando sobre todo en hacer mejores fotos de viaje. Y al final es para lo único que no la he usado porque me he centrado en lo artístico», afirma esta mujer fuerte como pocas que también es una melómana empedernida y técnico de sonido en Onda Cero.

Esa fortaleza interior, una creatividad innata y el apoyo de amigos fotógrafos como Óskar Manso y Flor Aldea le han hecho prosperar sin alcanzar aún su límite. Pero como primera parada ha decidido a mostrar una parte en una exposición. «Su trabajo me parece muy interesante por la capacidad que tiene para contar historias. No hace fotos al azar buscando simplemente la estética o la composición, sino que crea un relato y eso supone un esfuerzo. Es muy bonito y más aún cuando estás empezando», dice de ella Flor Aldea desde el Bardeblás, donde cuelga sus fotos todo el mes de octubre.

En el bar de la calle La Puebla Lou Matilla exhibe una decena de imágenes bajo un título que la define, En el cielo y en la tierra, porque su obra es visceralmente terrenal, pero a la vez busca la evasión en el firmamento imaginándose otros mundos y realidades sumamente bellas sin que eso signifique que tengan que ser de color de rosa.

Con series como la de La pintora de las nubes o El amor es un campo de batalla; fotografías que hablan de Tormenta, Despoblación o Paraíso perdido y retratos paisajísticos como El artista enmarcado, Lou Matilla consigue que sus imágenes -casi siempre en exteriores- tengan identidad, carácter y alma. «He conseguido lo que quería. Mi ilusión era exponer y lo he conseguido», asegura. «Ahora toca pensar en otro reto». Y ya está en ello.