75 años al compás de la Soledad

I.L.H.
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La más antigua banda de cornetas y tambores celebra su aniversario. Alfonso Rodríguez es el más veterano: lleva 38 años tocando en Semana Santa y su afición se la ha transmitido a sus hijos

Alfonso Rodríguez de la Torre tiene 21 años y lleva desde los 3. Su padre va camino de cumplir cuatro décadas soplando la corneta de tres pistones. - Foto: Valdivielso

No hay nadie que lleve tanto tiempo en una banda de cornetas y tambores en la ciudad y menos aún dentro de la agrupación más antigua. Alfonso Rodríguez Sedano cumple 38 años sin perderse ni una sola de las procesiones de Semana Santa -salvo los dos años de pandemia- y en esta afición ha arrastrado a sus hijos. «Seguiré unas cuantas procesiones más porque me apetece compartir con ellos esta experiencia», apunta.

La corneta de tres pistones y el uniforme negro de la banda de la Virgen de la Soledad le acompañan desde que entró en 1985 con apenas catorce años. Con el tiempo arrastró a su hijo Alfonso Rodríguez de la Torre, que entró gateando y ahora tiene 21 años: «Empecé acompañándole a los ensayos y soplando con una corneta pequeña. Cuando fui un poco más consciente, toqué el tambor y una vez que mis pulmones lo soportaron, recuperé la corneta ya de adulto». Y a partir de ahora pueden montar una banda en la familia porque su hija Paula, de 16 años, se estrena en 2022 llevando el estandarte. 

Pese a los años y la de veces que han salido de sus pulmones las notas de la marcha de la Soledad, a los tres se les ponen los pelos de punta cuando la interpretan. «¡Es la nuestra! No sé cómo explicarlo. La tocamos en la plaza de Santa Águeda al acabar la procesión del Sábado Santo, interpretamos el estribillo junto a las Salesas y la vamos tocando durante todo el recorrido. Pero cuando suena en la plaza... ¡como escarpias!», afirma el padre y asiente el hijo.

No sabemos si la marcha sonará en el concierto de hoy en el Teatro Clunia con el que celebran el 75 aniversario, porque no han querido hacer público el programa, pero lo que sí les podemos decir es que es que esa marcha es de autoría popular, está rescatada de un cancionero de marchas militares y que lleva en el repertorio de la banda desde la década de los 80.

Volviendo a la familia, el vínculo que han creado padre e hijo con la corneta va más allá de una relación paterno filial: «Es especial porque compartimos una afición.  Mi padre fue quien me metió en esto y a mí me gusta tocar con él», señala Alfonso hijo, quien reconoce  tener en el resto de la agrupación a sus compañeros de viaje. «Es la familia que eliges. Son muchos años con la misma gente, compartiendo tiempo desde octubre hasta abril y con quienes estás a gusto», afirma sin ningún pesar por no poderse ir de vacaciones en Semana Santa o tener que compartir los sábados entre ensayos y amigos.

«Para mí es un antiestrés. Tengo amigos de toda la vida, cuando toco me olvido de todo y en los ratos que compartes después te desahogas o dejas los problemas a un lado», añade Alfonso padre, que también es Tetín (su hijo fue danzante). 

Sin título aún de Buen Vecino de Burgos, la Banda de Cornetas y Tambores de la Soledad afronta su 75 aniversario con el objetivo de incluir la tuba. Hasta ahora la música suena con cornetas, trompetas, trombones, tambores y platillos. Además de en el concierto de esta tarde, se les puede escuchar en Fátima el sábado anterior al Domingo de Ramos, la jornada dominical y en las procesiones de El Encuentro (con San Gil), el Santo Entierro y, por supuesto, la Soledad.