Primera etapa en tiempo récord

I.L.H.
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La decisión de que no bailaran ni los danzantes ni los Gigantillos redujo en 20 minutos el acto de proclamación de las reinas, el pregón del atleta Luis Alberto Hernando y el chupinazo

Primera etapa en tiempo récord - Foto: Alberto Rodrigo

Los Gigantillos y Gigantones no tuvieron ayer quién les quisiera. Se fueron como vinieron, sin bailar a la corte, al pregonero y a la ciudad. Y no fueron conscientes de que prescindían de sus servicios hasta que vieron cómo abandonaban la Plaza Mayor autoridades, reinas y damas. Mucho protocolo, mucha tradición, mucho acompañar a la corte, mucho acto institucional y algunos porteadores se enteraron por una servidora. Y el público ni eso.

La decisión la tomó el alcalde, Javier Lacalle, para reducir la duración del acto. Al menos es lo que se transmitió en los corrillos que se fueron formando ante el desconcierto de unos y otros:unos son los políticos y autoridades -nada sabía la oposición, pero tampoco la presidenta del Instituto Municipal de Cultura- y otros son los ciudadanos, que se mantenían firmes en la Plaza Mayor esperando «algo más».

Prescindiendo del baile de los danzantes, que tampoco tuvieron oportunidad, y el de las figuras de cartón piedra la primera etapa de las fiestas concluyó en tiempo récord sin necesidad de que el pregonero, un atleta tricampeón mundial en carreras de montaña, impusiera su velocidad.

El acto se redujo en unos veinte minutos y mira que ha habido años que por la climatología hubiéramos pedido a gritos otros veinte menos.Aunque no fue el caso. Vale que no fue una noche tropical como las anteriores, pero bien se encargó de recordar Luis Alberto Hernando en el pregón que en San Pedro, «además del pañuelo, ¡no te olvides la chaqueta!».

En los 40 minutos que duró el acto se izaron las banderas, con Roberto Saiz aún como subdelegado del Gobierno; se cantó el Himno a Burgos como fin de fiesta; se lanzó el chupinazo sin quemar ninguna bandera; Luis Alberto Hernando leyó su pregón; se pusieron las bandas a la corte y las reinas infantil y mayor dirigieron al público sus primeras palabras desde el balcón del Ayuntamiento.

La pequeña Irene Antón Robledo, de la Peña Antonio José, se mostró «alegre y orgullosa» por su elección y prometió llevarlo todo con una sonrisa, incluso los madrugones. Además se acordó de agradecer la labor durante las fiestas de policía, bomberos, sanitarios, barrenderos y voluntarios de Protección Civil y Cruz Roja.

Janire Hortelano Ferrero, de Aramburu Boscos, felicitó al Club Aparejadores -al que pertenece- por sus triunfos deportivos y su ascenso a la división de honor y se emocionó al recordar a los que ya no están.

De la música protocolaria -la que suena en la imposición de las bandas- se encargaron los timbaleros, mientras que la Banda Ciudad de Burgos amenizó la espera con un concierto en el que sonaron pasodobles y marchas como Camino de rosas, Churumbelerías o Gallito; y canciones como Días de verano de Amaral, Bailando de Alaska y un popurrí del pop español. Luego, apoyados por la Federación Coral, interpretaron el Himno a Burgos.