Revenga estrena aulas de la naturaleza tras 10 años sin uso

B.A. / Burgos
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Quintanarlanza es la empresa que las gestionará, al menos, durante los próximos 15 años. Estiman en más de 50.000 euros la inversión en mobiliario y cocina para poder abrirlas

A los pocos días de firmar el contrato con el Comunero, Óscar Marijuán comenzó a limpiar en el complejo. - Foto: Alberto Rodrigo

Durante la última década el complejo de las aulas de la naturaleza de Revenga ha sido una parte más del bonito paisaje del Comunero. Una parte impasible porque los intentos por adjudicar su gestión no tenían éxito y ahí estaba, sin vida. Hasta ahora, que la empresa Quintanarlanza ha dado un paso al frente haciéndose con su gestión durante los próximos 15 años con la posibilidad de prorrogarla otros 15.

Su propósito no es otro que estas cabañas de madera tengan esa actividad añorada, por eso, días después de haber firmado el contrato, ya han comenzado a trabajar en su limpieza y adecuación con el objetivo de poderlas ofertar este verano como escenario de campamentos para escolares. 

A estas labores de retirada de la maleza y hierba que ha crecido entre los 8 bungalós que conforman este complejo turístico en pleno pinar, Quintanarlanza tiene que sumar la adquisición de parte del equipamiento de las cabañas, una inversión que les supondrá algo más de 50.000 euros. «Tenemos que colocar una cocina industrial y el mobiliario del comedor y de las habitaciones», explica Óscar Marijuán, de Quintanarlanza, que gestionará estas aulas junto a su hermano Roberto y su padre Paulino, natural de Quintanar de la Sierra. 

Este complejo está compuesto por ocho bungalós. Uno de ellos da cobijo a una gran caldera de pellets que calienta el resto del complejo a través de suelo radiante. Otro hace de cocina comedor, uno más de baños y duchas, otros están dirigidos a aulas o salas de audiovisuales y dos destinados para pernoctar. Cada una de estas últimas cabañas tiene capacidad para unas 26 personas y a su vez están divididas en dos habitaciones, de unas 13 plazas cada una, y cuentan con un pequeño aseo. «Tenemos pensado colocar un sistema de paneles en cada cuarto para en un momento dado, según la demanda, poder hacer subdivisiones y convertirlos en dormitorios más íntimos», explica Marijuán.

En este aspecto les está asesorando un familiar, diseñador de interiores, con el objetivo de a través de esa panelería y de mobiliario que sea fácil de mover poder adaptar las habitaciones a las necesidades de los clientes, y así ofertar un servicio más amplio, no sólo a grupos numerosos. «Estamos abiertos a todas las posibilidades y nuestra idea es que el complejo funcione durante todo el año. Pretendemos ofrecer campamentos escolares los meses de verano, pero también estancias a colegios durante el curso; a empresas que quieran hacer jornadas de formación o convivencia entre sus empleados; o incluso para familias o grupos reducidos», relata Óscar, que asegura que en cada uno de los casos dispondrán las habitaciones de la manera que más cómodas resulten para los usuarios.

Desde Quintanarlanza confían en poder comenzar a instalar la cocina próximamente, y también en colocar las camas y literas. Una vez todo listo empezarán a lanzar la oferta para campamentos de verano. «Ya estamos hablando con agencias publicitarias y con personas que se dedican a ello. Esperemos llegar a tiempo y poder acoger campamentos en julio y agosto. Es para lo que estamos trabajando», relata Óscar, que destaca el buen estado de las cabañas, a pesar de que llevan ya una década construidas. «Están nuevas, a estrenar, pero las daremos una capa de barniz con tratamiento para protegerlas y mejorar su aspecto». 

Empleo. La puesta en marcha de este complejo turístico supondrá la creación de entre 3 y 4 puestos de trabajo, entre mantenimiento, cocina y monitores cuando sean necesarios. «Queremos ofertar actividades, no sólo para los escolares, sino para todos los grupos que vengan. Una de ellas podría ser paseos a caballo, además, en el entorno, que es una maravilla, hay sitios muy interesantes para visitar, como las lagunas de Neila o el Urbión. El otoño, con la recogida de setas, es otra época atractiva para acercarse a la zona», detalla. 

Óscar y su familia están muy ilusionados y con «muchas ganas» de que las aulas de la naturaleza de Revenga funcionen. «Intentaremos traer gente que les dé vida. Haremos publicidad y confiamos en que luego el boca a boca funcione», esperan desde la adjudicataria.