«En Hamburgo te valoran como bailarina. En España no»

I.L.H. / Burgos
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ENTREVISTA | Ana Torrequebrada nació en Burgos en 2000 y en 2017 finalizó los estudios en la Escuela Ana Laguna. De ahí fue a Hamburgo, donde desde 2019 forma parte de su ballet. Hoy es bailarina solista en la compañía de John Neumeier

Ana Torrequebrada, exalumna de la Escuela Ana Laguna y bailarina solita en el Ballet de Hamburgo. - Foto: Luis López Araico

Nació con el siglo (en mayo cumplirá 24 años) y ya es bailarina solista en uno de los ballets más importantes del mundo: el de Hamburgo (Alemania), fundado y dirigido por el reconocido bailarín y coreógrafo John Neumeier. Ana Torrequebrada llegó a la compañía tras cursar sus estudios en la Escuela de Danza Ana Laguna y ser seleccionada para el Prix de Lausanne, un certamen con las promesas del mundo. Desde allí le ofrecieron beca para seguir formándose en ocho compañías diferentes y la burgalesa eligió el Ballet de Hamburgo. De estudiante pasó a formar parte del elenco y de ahí, desde esta temporada es una de las solistas, la mayor aspiración de todo bailarín.

Menudo carrerón lleva... ¿De pequeña tenía claro que quería ser bailarina o llegó por casualidad?
Mis padres me dicen que siempre estaba moviéndome delante del espejo. Me apuntaron a la academia de María José González creo que con 4 años y con 6 debí decirles que me aburría porque, según me cuentan, quería hacer más. Entonces me presenté a las pruebas de acceso para el conservatorio y me enamoré de la clásica. Aquí, claro, no me aburría. Tenía mucho que trabajar y mejorar.

Dicen que no tenía las cualidades físicas adecuadas. ¿Cómo es eso?
No, no las tenía. Se necesita mucha elasticidad -por ejemplo, no llegaba a tocar el suelo con las manos- y el empeine debe tener una cierta forma física. He ido mejorando, pero es cierto que no contaba con ello de partida. Quizá me ha costado más, pero poseo otras cualidades.

¿Cuáles son sus puntos fuertes?
En primer lugar la pasión que siento por la danza, y luego la disciplina, el esfuerzo y el sacrificio que pongo. Y como bailarina, el contar historias y transmitir los sentimientos desde el escenario. La cualidad artística la tienes o no de partida, al igual que las cualidades físicas con las que naces.

Cuando empecé no tenía las condiciones físicas adecuadas para la danza; en cambio tenía cualidades artísticas"

El punto de inflexión fue el Prix de Lausanne, un concurso para los mejores del mundo. Tuvo ocho becas para elegir, ¿por qué se decantó por la escuela de Hamburgo?
Porque tiene una relación muy estrecha con la compañía y si necesitan gente tiran de los estudiantes. Además me dejaban seguir con el Bachillerato a distancia y el Ballet de Hamburgo busca el arte, sin darle tanta importancia a las cualidades físicas. Interesa más cómo haces el paso que cómo lo das.

A la escuela llegó en 2017, en 2019 empieza a formar parte del elenco y ahora es solista... con 23 años. ¿Qué se siente al cumplir el sueño de cualquier bailarín?
Guau. Es complicado explicarlo. Para empezar no me lo esperaba. Pero Neumeier dijo mi nombre y ya no recuerdo nada más de ese día. Para mí ha sido el reconocimiento a  una temporada muy dura, porque me lesioné y no pude bailar algunos papeles, así que tuve momentos de bajón. Pero me ha hecho ver que perseguir los sueños merece la pena.

¿Es tan competitivo este mundo como parece desde fuera?
Depende de la compañía y del tipo de persona que seas. Aquí tenemos una buena relación entre nosotros, no hay una ambición insana. Pero en otras compañías pasa, sí. Por eso es muy complicado tener amigos de verdad dentro de la profesión, porque hay quien no sabe llevar que a otra persona le den el papel que tú quieres bailar. Aquí somos competitivos con nosotros: para mejorar y conseguirlo más adelante. Lo de alegrarte con los triunfos de otros tiene que ver con ser o no buena persona.

John Neumeier se jubila este año y toma el mando Demis Volpi. Pero quien le ha seleccionado ha sido el veterano bailarín y será quien concluya la temporada. ¿Con qué mensaje suyo se queda?
Que bailemos desde el corazón y que lo que hagamos sea real; bailar para el público sin dejar de ser persona, no ser solo una bailarina que hace un espectáculo; bailar desde dentro y no poner sobre ti una máscara porque lo que hagas será falso. Estás más expuesta, pero eso es lo bonito.

Bailar desde el corazón te hace estar más expuesta, pero es lo bonito"

¿Qué lleva consigo de su paso por la Escuela Ana Laguna?
Buf, ¡llevo tanto...! Si bailo desde el corazón es gracias a la escuela porque sí, buscan las condiciones físicas, pero también el arte, el moverte. Hay escuelas donde priman las posiciones. Y el hecho de trabajar con muchos coreógrafos invitados me ha dado una riqueza impresionante. Agradezco la danza contemporánea que dábamos: abre muchas puertas.

¿Cuál es su siguiente aspiración?
Seguir bailando lo máximo posible y mejorar. Tampoco sé qué pasará con el nuevo director, así que será casi como empezar de cero. Me encanta el Ballet deHamburgo, el repertorio que tenemos y la atmósfera entre nosotros, así que quiero seguir aquí

Volver a España supongo que no lo contempla.
No, es imposible. Y aunque hubiera oferta, sabiendo lo que hay fuera no creo que me interesara. En Hamburgo te valoran como bailarina. En España no entienden lo que eres ni te consideran una profesional.

Tiene 23 años y es una profesional de alto nivel. ¿Echa en falta hacer lo que hacen otros jóvenes de su edad?
Sí y no. Solo tenemos un día libre a la semana y a veces querría tener al menos dos para hacer cosas. Pero no echo en falta salir de fiesta.