Con una producción artesanal y muy limitada, de apenas 30.000 kilos de queso al año que se elabora solo durante la primera semana de los seis o siete primeros meses del año, y que envejece, como mínimo, durante 12 meses antes de salir al mercado, el incendio que ayer arrasó la quesería de Páramo de Guzmán ha afectado seriamente al trabajo de todo un ejercicio, como reconocía Saúl Mallols, director de Modelo de Negocio de la firma.
No obstante, puntualizaba que ayer aún era pronto para poder hacer un balance definitivo, ya que era necesario poder acceder a la antigua cueva de elaboración, totalmente independiente de la nave incendiada, para comprobar de cuánto queso se dispone y en qué condiciones se encuentra. «Evidentemente, se habrá estropeado una gran parte, pero no sabemos aún cuanto. Tenemos que mirar qué parte tenemos en bodega y cuándo está óptimo para sacarlo», subrayaba, al mismo tiempo que valoraba de forma positiva que la zona de elaboración no parecía muy afectada por las llamas, lo que les permitirá volver a producir en un plazo más o menos breve.
En cualquier caso, destacaba como lo más importante que no haya habido que lamentar desgracias personales, sino únicamente daños materiales que aún era pronto para evaluar y que están cubiertos por el correspondiente seguro.
Mallols incidía también en el mal momento en que se ha producido este siniestro, ya que la empresa, de carácter familiar y que, entre la sección de elaboración de vinos ribereños y la quesería emplea a una quincena de personas, está viviendo un éxito internacional y su penetración en Estados Unidos es muy importante. «Estamos con exportaciones y nos querían comprar prácticamente toda la elaboración», relataba. Una demanda que, después del incendio, será muy difícil de atender.
Sin poder ofrecer datos concretos sobre en qué momento ocurrirá, el responsable de Negocio confirmaba que habrá un periodo de tiempo en el que será poco menos que imposible que los quesos Páramo de Guzmán lleguen al mercado, por el vacío en la producción que les provocará el incendio. «Es evidente que lo poco que nos queda va a ser bastante querido. No sabemos cuándo vamos a poder volver a enviarlo y, aunque la marca se va a revalorizar, desgraciadamente, aún no sabemos cuándo vamos a poder estar a pleno rendimiento otra vez», señalaba.