50 días son muchos y si son de bombardeos intermitentes muchos más. Pero es que el pueblo palestino viene sufriendo su conflicto por la autodeterminación desde la Primera Guerra Mundial, cuando quedó en manos de dominio británico y luego pasó a luchar por sus territorios con Israel, a quien cedió el 78% de su espacio en 1991 pero los israelitas quieren el 22% restante, que no es más que Gaza y Cisjordania. Este es el resumen de un conflicto que abarca un abanico muy amplio de matices y que está condicionando a todo el entorno de Oriente Medio.

Este conflicto se analizó ayer en un coloquio organizado por Izquierda Unida, el PCE y CCOO, en el que participó Najib Abu Warda, profesor titular de Relaciones Internaciones en la Universidad Complutense de Madrid. Este docente, que es de origen palestino, puso de manifiesto que los bombardeos contra Gaza están sirviendo de excusa a grupos radicales. «El fin de la acción militar durante un mes da un margen para reflexionar un poco porque en este momento hay nuevas amenazas y otras amenazas de radicalismo que está poniendo en jaque a Oriente Medio que aprovechan la causa palestina para justificar sus actuaciones», aseguró sobre el algo al fuego entre las partes.

Sin embargo, este parón voluntario en lo que son los ataques con armas no es más que una tirita puesta para parar una gran hemorragia. Lo que en realidad se necesita, según Abu Warda, es una solución política. «Una de las mejores formas de lucha ante el radicalismo, extremismo, fanatismo, como queramos llamarlo es dando soluciones políticas a cuestiones políticas porque las soluciones militares lo que harán solamente es radicalizar mucho más la situación», aseguró, recordando que el conflicto entre Palestina e Israel tiene cuatro pilares fundamentales: la independencia del estado palestino, «que ahora tiene menos competencias que Cataluña»; el regreso a sus lugares de origen a los cinco millones de refugiados palestinos; la desaparición de los asentamientos israelíes en territorio palestino y el futuro de Jerusalén «que es una ciudad parte de Cisjordania pero Israel la ha anexionado y la ha proclamado la capital de su estado».

En el trasfondo de los bombardeos y el conflicto está la sociedad y los jóvenes, que están perdiendo las esperanzas. «Están en el mejor caldo de cultivo para el radicalismo porque los jóvenes no ven expectativas para salir y entrar y hacer sus vidas», aseguró el profesor.