La ingeniería para desmantelar Garoña costará 11,3 millones

A.C.
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La empresa pública Enresa ha sacado a concurso la elaboración de la extensa documentación de todos los trabajos necesarios, una tarea que realizará un equipo de 14 profesionales en un plazo de 5 años

Muchos demandaban al Gobierno que agilizase el desmantelamiento de Garoña y el equipo de Pedro Sánchez ya ha dado un nuevo e importante paso. La Empresa Nacional de Residuos Radioactivos (Enresa), que depende del Ministerio para la Transición Ecológica, ha hecho público el concurso para la contratación de los servicios de ingeniería que diseñarán el completo desmantelamiento de la central nuclear de Santa María de Garoña. Los trabajos técnicos, que pondrán sobre al papel las miles de tareas necesarias para desmantelar la central, tienen un presupuesto de licitación de 11,3 millones de euros y la empresa que se haga cargo contará con un plazo de cinco años para desarrollar el trabajo. Contando la fase de transición, en la que se elaborará esta documentación y Nuclenor irá realizando tareas preparatorias, así como la fase de desmantelamiento que ejecutará Enresa, la empresa pública calcula que el desmantelamiento no acabará hasta dentro de 15 años.

El pliego del concurso exige que el desarrollo de la ingeniería corra a cargo de una empresa con acreditada experiencia en tareas de desmantelamiento o instalaciones nucleares y que deberá contar con un equipo de catorce profesionales, a quienes se exige igualmente que acrediten una experiencia mínima de 3 años en las mismas áreas. En los cinco años que durará el contrato deberán de presentar toda la documentación relativa la ingeniería básica, la ingeniería de detalle y toda la que precisa la solicitud de autorización de desmantelamiento que debe de presentarse ante el Ministerio para la Transición Ecológica.

Enresa, que tiene previsto abrir los sobres con las ofertas económicas de este concurso en enero, calculaba en su pliego, redactado desde abril, un gasto de 625.123 euros  en 2018 , pero difícilmente se cumplirá esta previsión, porque la adjudicación se demorará a principios de 2019. En todo caso, la media de gasto estipulada por Enresa para cada año del contrato es de 1,8 millones de euros. En total, el pliego del concurso calcula que serán necesarias 8.600 horas de trabajo de cada uno de los trece profesionales del equipo que se contrate, salvo en el caso del responsable de Garantía de Calidad, que deberá de realizar 1.720. Serán técnicos especializados en ingeniería industrial y nuclear, seguridad, caracterización radiológica, gestión de materiales, diseño mecánico o diseño eléctrico.

Enresa considera que el desmantelamiento de Garoña «se puede optimizar abordando de manera casi simultánea» durante los primeros 24 meses el diseño de las actividades preparatorias del desmantelamiento de la planta y redactando toda la documentación necesaria para presentar ante el Ministerio para la Transición Ecológica la solicitud de Autorización de Desmantelamiento de la planta. Esta solicitud deberá ir acompañada de multitud de documentos, como son el Manual de protección radiológica durante las tareas de desmantelamiento; el Plan de gestión de residuos radiactivos y combustible gastado; el Plan de control de materiales desclasificables;el Plan de restauración; el estudio económico que cuantificará los costes de los futuros trabajos; la licencia municipal de obras que deberá otorgar el Ayuntamiento del Valle de Tobalina; o el estudio de Impacto Ambiental.

El estudio de impacto ambiental, según Enresa, «deberá de comprender, al menos, la estimación de los efectos que provocarían las operaciones de descontaminación, desmantelamiento y gestión de residuos del plan de desmantelamiento, así como los impactos que estos efectos tendrían sobre la población humana, la fauna (terrestre y marina), la flora (terrestre y marina), la vegetación, el suelo, el agua (superficial, subterránea y marina), el aire, el clima, el paisaje y la estructura y función de los ecosistemas presentes en el área previsiblemente afectada (terrestre y marina)». Asimismo, realizará una estimación de la incidencia que los trabajos puedan tener «sobre los recursos culturales, las relaciones sociales y las condiciones de sosiego público (radiaciones ionizantes, ruido, vibraciones, olores, emisiones luminosas, humo, partículas, etc), sobre la circulación de vehículos, así como de cualquier otra incidencia ambiental derivada de su ejecución».

reformas de edificios. Ya en los tres años últimos de contrato, la ingeniería contratada finalizará las modificaciones de diseño y redactará los pliegos técnicos que servirán para la contratación de todas las actividades del desmantelamiento que llegarán después de que Nuclenor transfiera a Enresa la titularidad de Garoña. La planta va a sufrir muchos cambios, como el del edificio de turbina, que será acondicionado como edificio auxiliar de desmantelamiento y contendrá los talleres principales de tratamiento de residuos, incluyendo el de corte y descontaminación, embidonado o compactación de residuos. Su acondicionamiento implicará reformas estructurales, así como la instalación de nuevos sistemas auxiliares de ventilación o drenajes controlados. Mientras, el edificio de contención, el cubo de hormigón que protege el reactor, se adaptará para poder acondicionar las unidades de almacenamiento que resulten de los trabajos de desmantelamiento de los internos y la vasija del reactor. También requerirá «reformas estructurales».