Educación detecta dos casos de acoso escolar en el primer trimestre

Gadea G. Ubierna / Burgos
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retroceso. La Inspección confirma 'bullying' en Burgos tras dos cursos en los que se hizo seguimiento a 62 conflictos graves, pero en los que no se constató que hubiera desigualdad y abuso

De los 668 alumnos que han protagonizado algún percance, casi la mitad era de ESO. - Foto: Luis López Araico

 
 
La Dirección Provincial de Educación ha confirmado dos casos de acoso escolar en los cuatro primeros meses de curso o, lo que es lo mismo, ha constatado que hay dos menores a quienes uno o varios compañeros de colegio les estaban haciendo la vida imposible. Este dato rompe con la relativa tranquilidad de los dos cursos académicos previos; relativa porque es cierto que tanto 2011/2012 como 2012/2013 concluyeron sin que la Inspección certificara bullying en la provincia, pero sí tuvo que abrir 62 investigaciones para estudiar si se estaba produciendo un abuso reiterado de un alumno hacia otro o si existía desigualdad entre ambos, dos de los criterios básicos para que pueda concluirse que hay acoso. Tampoco son halagüeños los datos que conciernen a la conflictividad habitual entre escolares, porque las incidencias de este tipo se incrementaron en un 5,6% entre septiembre de 2012 y junio de 2013, al pasar de 587  a 620, según los últimos datos oficiales disponibles.
Una determinada peculiaridad física, una manera de hablar diferente, una afición poco habitual o mucho afán por sacar buenas notas pueden ser motivo suficiente para que un alumno sea causa de mofa o risas entre sus compañeros de clase por empollón, friki, gordo o torpe, por poner algunos ejemplos muy habituales en las aulas. Sin embargo, a juzgar por los datos oficiales, parece que cada vez con más frecuencia se pasa del chiste fácil al escarnio con intención de hacer daño, a la broma pesada o, incluso, a la intimidación de manera reiterada en el tiempo. Y son estas situaciones -que no siempre se producen dentro de los límites del recinto escolar- sobre las que las direcciones de los centros, tanto de Primaria como de Secundaria, Bachillerato o Formación Profesional, dan parte a la dirección provincial de Educación para que, a su vez, informe a la Inspección y se abra una investigación. A este punto se llegó en 34 ocasiones en el curso 2011/2012 y en 28 en el 2012/2013, pero en ambos casos se concluyó que «ninguno fue confirmado como bullying, de acuerdo con los criterios establecidos para ser considerados como tales». 
¿Y cuáles son esos criterios? En el Observatorio para la Convivencia Escolar de la Consejería de Educación se define el acoso escolar como aquella «situación de intimidación entre alumnos en la que la víctima sufre por parte de los agresores daños físicos y/o psicológicos, los cuales se caracterizan por la intencionalidad y reiteración en el tiempo». Y con esta premisa como base, Inspección atiende, sobre todo, a dos cuestiones: que haya una situación de desigualdad y que se confirme que existe abuso de cualquier clase de un menor hacia otro. Algo que sí se ha podido constatar en dos de las seis investigaciones abiertas en los cuatro primeros meses de este curso 2013/2014, aunque Educación ha descartado facilitar el nombre de los centros en los que se han producido. 
 
menos sanciones. Las dos confirmaciones de este curso suponen un 30% de las investigaciones abiertas para este momento. Este porcentaje y el hecho de que vuelva a certificarse acoso escolar en los colegios de Burgos a estas alturas del curso ya evidencia que la situación ha empeorado con respecto a los dos cursos anteriores, pero también es cierto que se ha constatado que hay dos acosadores entre 54.652 alumnos matriculados. Es decir, es un 0,0036% del total. 
De hecho, la dirección provincial de Educación destaca en su informe trimestral sobre convivencia que la conflictividad entre escolares en este período es menor que en el mismo plazo del curso anterior, 2012/2013. Sin embargo, Educación no especifica que este curso al que alude finalizó con más notificaciones de incidencias entre escolares que el anterior: 620 frente a 587. Y en estas cifras se incluye cualquier percance relacionado con el comportamiento y la convivencia entre alumnos: desde las clásicas risas o malentendidos sin trascendencia hasta peleas u otros asuntos más graves.
En todos estos percances detectados en los colegios o institutos (que, obviamente, no son todos los que se producen), y con independencia de que sean asuntos que acaben llegando a la Inspección, se aplican medidas correctivas y, llegado el caso, sanciones. Y en este punto concreto, Educación destaca que a pesar de haber confirmado dos casos de acoso y de haber analizado otros seis posibles, en estos cuatro primeros meses se han abierto menos expedientes que el año pasado (41 frente a 57), de los cuales 9 de cada diez eran sobre alumnos que estudian Secundaria (ESO).
Otro aspecto que Educación entiende como positivo es que «disminuyen las actuaciones que conllevan la suspensión de asistencia a algunas clases o a todas ellas por un período no superior a cinco días lectivos». En junio de 2013 también se llegó a esta conclusión pero, sin embargo, en el informe anual sobre convivencia se alertaba de que «se incrementan en un 18,18% las actuaciones que suponen la suspensión de asistencia por un período superior a cinco días lectivos e inferior a treinta» y, asimismo, destacaba que «aumenta significativamente respecto al curso anterior los cambios de centro de alumnos, previa instrucción de expediente disciplinario». Pero no especificaba a cuántos escolares habían cambiado de colegio.