Ponte en su lugar

I.M.L. / Aranda
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El Colegio Claret cuenta con un aula para escolares discapacitados para favorecer la socialización, que atiende a cerca de 20 alumnos • En la II Semana sobre la Integración, los chavales se han metido en la piel de estas personas

Cuando el concepto de globalidad sirve para definir la gran interconexión que existe en al actualidad, con la que cualquier persona puede saber lo que pasa al otro lado del mundo con un solo clic, hay momentos en los que nos olvidamos de los que tenemos  cerca y sus necesidades. Sabemos lo que le pasa a un adolescente en un país remoto pero no nos damos cuenta de la dificultad que tiene nuestro vecino para acceder a un establecimiento. Situaciones cotidianas como estas son las que pretenden atajar desde el Colegio Claret que, dentro de su progamación anual, han reforzado con una programación especial la labor que desarrolla su equipo docente en pos de la integración de las personas con alguna discapacidad.
En el día a día del centro, cerca de 20 alumnos discapacitados acuden al Aula de Integración para que los profesionales les orienten en las habilidades que necesitan. «Hay chavales que están en 3º o 4º de la ESO, pero estamos trabajando a unos niveles de Primaria, incluso hacen tareas de habilidades sociales, como ir a Secretaría a pedir tizas para la pizarra, una compañera que se encarga de Integración les lleva a hacer la compra al supermercado o analizan la factura de la luz para saber lo que pone, son cosas para que les sirva en la vida para algo, más que seguir con integrales o ecuaciones, intentar conseguir ciudadanos que se puedan defender en la vida», explica Miguel González, del  departamento de Orientación del Colegio Claret.
Estas actividades les llevan en torno a 10 horas semanales, y el resto están en sus respectivas clases, compartiendo con sus compañeros el día a día de las asignaturas. «Desde hace dos años estamos trabajando en una metodología nueva, el trabajo cooperativo, en grupos de cuatro personas en clases, no homogéneos sino heterogéneos, de distintos niveles porque todos pueden aprender de todos y que sepan que en la vida hay que aprender a ser solidarios y a respetar», apostilla González. De esta forma, todos los alumnos se acostumbran a convivir con las particularidades que cada uno aporta al grupo, lo que en el futuro debería servir para crear una sociedad más igualitaria y despojada de prejuicios.
 
Semana específica. Como refuerzo a esta labor diaria, todos los alumnos han participado en la II Semana de la Integración, en la que han incidido en la tan traída y llevada igualdad de oportunidades, han aprendido que la diversidad es un valor que enriquece la sociedad y se han puesto en la piel de una persona con alguna discapacidad para sentir lo que sienten ellos. Incluso contaron en las actividades con la presencia de responsables de asociaciones de personas con distintas discapacidades de toda la provincia de Burgos, como Aspanias, que les acercaron de primera mano cómo se siente este colectivo en situaciones que les son cotidianas. «Si tienes que decirles o preguntarles algo, hazlo directamente, hablando claro y con frases cortas para que lo entiendan mejor, pero no se lo preguntes a sus padres cuando ellos están delante, como si no estuvieses, porque eso les hace sentirse ignorados y aislados», ponía como ejemplo Concha, una representante de Aspanias que compartió esta actividad con los alumnos claretianos.
Como broche final a la semana, el deporte cobró protagonismo con una cita deportiva. Los escolares de este centro arandino recibieron la visita de un equipo de hockey compuesto con personas con discapacidades diversas con los que, después de conocer el reglamento y la técnica de esta disciplina deportiva, compartieron un rato de deporte en una liguilla con partidos de cinco minutos cada uno en la que no faltaron las risas y la competitividad sana.