La acusación ofreció un trato para dejar el delito en abuso

I.M.L.
-

La acusación ofreció un trato en febrero para reducir el delito de agresión a abuso. Mañana se cumple un año del inicio del conocido como caso Arandina, con la detención de los 3 futbolistas hoy procesados

Imagen de archivo del registro policial en el domicilio que compartieron los futbolistas. - Foto: Jesús J. Matí­as

Los rumores, que se convirtieron en informaciones, trufados de interpretaciones más o menos acertadas y opiniones diversas, sacudían como un rayo a toda la sociedad de la capital ribereña hace un año. La Policía Nacional detenía a tres futbolistas de la Arandina C.F. como presuntos autores de un delito de carácter sexual contra una chica de 15 años. Unos hechos que daban lugar al preceptivo proceso judicial de instrucción, siempre acompañados de la presencia de los medios que han divulgado este asunto por toda España. 

Cuando se cumplen 12 meses desde la detención de Carlos Cuadrado, ‘Lucho’, de 24 años, Víctor Rodríguez, ‘Viti’, de 22, y Raúl Calvo, de 19 años en el momento en el que comenzó este proceso, se da a conocer que el procedimiento en el Palacio de Justicia de la capital ribereña podría haberse reducido a más de la mitad si se hubiese aceptado por parte de la defensa el trato que puso sobre la mesa el abogado de la acusación particular. «En su día ofrecí al abogado de la defensa Rafael Uriarte un pacto para cerrar esto cuando antes, queríamos pasar páginas. Si ellos confiesan o declaran haber cometido los hechos, lo dejaríamos en abuso», recuerda Fernando García Puertas, letrado que defiende los intereses de la menor. 

Este ofrecimiento se planteó cuando se remitieron al juzgado los informes policiales sobre el contenido de los teléfonos móviles, sobre todo el último, donde García Puertas recuerda que se hablaba de un audio en el que se refleja que los futbolistas pudieron tener sexo en grupo con la víctima. El pacto planteaba pedir la mínima condena por abuso sexual, «si les caen de 6 a 8 años, sin antecedentes y demás, en cuatro años y medio están fuera, pero no lo aceptaron, y ahora vamos a por todas», certifica el abogado.

Un ofrecimiento que el abogado que en ese momento se encargaba solo de la defensa de Raúl Calvo y que ahora también representa a Víctor Rodríguez, Rafael Uriarte, no aceptó por dos motivos: por no considerarlo un ofrecimiento en firme al que no se sumaron las otras dos acusaciones, «nada nos aseguraba que Fiscalía y acusación popular aceptasen ese trato» y por mantener la postura de que, como ha repetido a la puerta del juzgado, «todo es una fantasía de la menor» y que sus defendidos no han cometido el delito por el que ahora están procesados. «Fue una conversación con el abogado de la acusación particular, al que conozco de otros procesos, pero en ningún momento lo tomamos en cuenta, sobre todo porque los chicos no han hecho nada de lo que se les acusa, ellos no son culpables», asegura Uriarte, que, sin embargo, no niega que el trato estuvo sobre la mesa. 

En la actualidad, y con los tres procesados en libertad provisional, se enfrentan a una posible acusación por dos delitos: el de agresión sexual continuado contra una menor de 16 años y el de realizar proposiciones de carácter sexual por vía telemática. El auto de procesamiento se encuentra recurrido a la espera de la decisión de la Audiencia Provincial, ya que la instrucción en el Juzgado nº1 de Aranda de Duero se considera concluida.

Todas las partes coinciden en afirmar que la presión social y mediática, incrementada por la coincidencia temporal con el archipresente caso de La Manada. «Ha habido mucha trascendencia mediática en el asunto, y eso por un lado es bueno, porque hace que la gente tome conciencia de estas situaciones y por otro tiene el inconveniente de que la víctima lo sufre», asegura Luis Antonio Calvo, abogado de la Asociación Clara Campoamor, que ejerce la acusación popular. «Que sea tan mediático no sé si favorece o no, se ha facilitado mucha información, se han filtrado todas las actuaciones, pero creo que la instrucción ha sido bastante correcta y con una cierta rapidez», reconoce García Puertas. 

La postura de parte de la defensa difiere en la opinión sobre las consecuencias de la gran exposición del proceso. «Yo creo que puede llegar a influir en la admisión de pruebas, todas las denegaciones que hemos tenido, pero creo que el tema judicial debería ser un poco independiente del mediático, pero es muy difícil separarlo», argumenta Olga Navarro, compañera de Rafael Uriarte. El otro abogado defensor, quien representa a Carlos Cuadrado, ha declinado realizar cualquier tipo de comentario al ser un caso penal en curso.

Quien tampoco ha querido hablar sobre lo vivido este año ha sido el entorno de la menor. Su abogado asegura que «la niña está francamente nerviosa porque quiere que acabe ya» y que la madre también está sufriendo mucho «se pone muy nerviosa y transmite nerviosismo al resto de la familia». Un duro trago que aún será largo porque todavía no se ha dictado el auto de apertura de juicio oral.