La doble cara de la comisaria

AGENCIAS
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La dirigente continental Viviane Reding insta al Gobierno a negociar con la 'Generalitat' sin poner «líneas rojas», pero avisa a Cataluña de que la independencia les sacaría de Europa

VICEPRESIDENTA DE LA COMISIÓN EUROPEA, VIVIANE REDING, EN BARCELONA - Foto: Marta Perez

Una de cal y otra de arena dio ayer la vicepresidenta de la Comisión Europea (CE) y Comisaria de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía de la Unión Europea (UE), Viviane Reding, en cuanto al tema de la quimera secesionista de Artur Mas. Sin embargo, su ambigüedad sirvió para que cada cual se quedase con las palabras que más le interesaban, despreciando, además, el resto del mensaje.

Así, la dirigente comunitaria volvió a insistir en la idea, remarcada ya por Bruselas, de que si la región mediterránea se independiza de España, dejará de formar parte de la UE . «Es posible entrar en la Unión otra vez, pero tardará tiempo», continuó Reding, que apostó porque el Gobierno central y la Generalitat negocien para encontrar una solución que impida llegar al extremo de que la autonomía se separe de España.

 Tras insistir en varias ocasiones en que prefería no opinar más sobre un tema que considera que es interno del país y, por tanto, sobre el que Europa no debe intervenir, hizo un llamamiento a encontrar una salida que contribuya a edificar una «Cataluña fuerte y sólida dentro de unas España y Europa fuertes y sólidas».

 «Por favor, lleguen a una solución rápido», remarcó la vicepresidenta de la CE, que abogó por una negociación sin «líneas rojas» para encontrar un encaje de Cataluña en España que satisfaga a los ciudadanos. «Necesitamos a los catalanes dentro de Europa y no queremos echaros de menos», añadió la mandataria, que reconoció que habla con políticos regionales y del resto de España sobre el proceso soberanista y que detecta posiciones enfrentadas.

Y, precisamente ese enfrentamiento, al que hizo referencia Reding, se evidenció a la hora de valorar y comentar las palabras de la comisaria. Así, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, consideró que la vicepresidenta de la Comisión Europea «acierta» al recordar que los tratados de la UE estipulan que cualquier nuevo Estado deberá negociar su entrada, al tiempo que recordó que el Gobierno está dispuesto a dialogar con la Generalitat, pero «dentro de la norma».

El popular subrayó que ve perfectamente justificado que Reding opine sobre la eventual independencia de la autonomía española, porque es un «asunto que afecta a los europeos», ya que «alteraría la institucionalidad de la UE», «modificaría la marcha del euro y, también, la posición del Viejo Continente en el mundo».

 El jefe de la diplomacia nacional incidió, asimismo, en los problemas que tendría una Cataluña independiente para conseguir el «reconocimiento internacional», puesto que en la «ONU prima siempre el principio de integridad territorial», que no se respetaría en este caso, y se tiene en cuenta el que se trate de «territorios coloniales, ocupados militarmente o en los que no se reconozca los derechos elementales de los ciudadanos», «circunstancias que no concurren en este caso».

Sin embargo, respecto al llamamiento a dialogar sin «líneas rojas», Margallo subrayó que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, «está abierto siempre a un diálogo que no tiene fecha de caducidad». No obstante, aclaró que esas conversaciones «deben hacerse como en los países civilizados, dentro de la norma».

«Muy buena aliada». Por su parte, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, pidió a Reding, con quien compartió la inauguración de la restauración del recinto modernista del Hospital Sant Pau de Barcelona, que ayude para que Bruselas vea a Cataluña como una «aliada muy buena» para construir la Europa del futuro por su vocación y dinamismo. «Siempre hemos estado muy unidos y con unos lazos muy estrechos con Europa y, por eso, queremos implicarnos en la construcción del Viejo Continente, remarcó el líder del Govern.

Mientras, la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, se preguntó si la comisaria europea, con su alusión a la eliminación de las «líneas rojas», pretende que se produzcan conversaciones sobre algo que es «antidemocrático». Por ello, instó al  presidente de la Generalitat a aprovechar el Debate sobre el Estado de la Nación para «rectificar» su apuesta soberanista y abrirse a un diálogo en base a la legalidad y dejando de lado la consulta de autodeterminación.