José María Peña agradece el Tito de Oro: «Gamonal en mi vida es un referente»

I.L.H. / Burgos
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El que fuera regidor de la capital reconoció sentir «un orgullo impresionante y una alegría inmensa también» minutos antes de que comenzará la Eucaristía en honor a la Virgen de las Candelas y nada más llegar a La Real y Antigua

La Cofradía de San Antón dijo ayer no tener que justificar el Tito de Oro al ex alcalde José María Peña, «sino simplemente recurrir a la memoria». Para Miguel Vallecillo el premio reconoce el «cambio histórico» que vivió el barrio desde 1979, con «la construcción de la Casa de Cultura de Gamonal, la biblioteca Gonzalo de Berceo, el resurgir de peñas y grupos folclóricos o la eliminación del barro de las calzadas». «En algo o en mucho -continuó- ha tenido que ver Peña». 
El que fuera regidor de la capital reconoció sentir «un orgullo impresionante y una alegría inmensa también». «Me ha hecho muchísima ilusión porque Gamonal en mi vida supone mucho», manifestó minutos antes de que comenzará la Eucaristía en honor a la Virgen de las Candelas y nada más llegar a La Real y Antigua.
Ya con el Tito de Oro -que recibió de manos de Andrés Picón, vicario general- Peña San Martín justificó su alegría «porque no se premia nada excepcional, solo el cariño que desde hace años tengo por Gamonal. Y que se acuerden de uno después de tantos años sin hacer nada importante -si es que alguna vez lo hice-, no ocurre con frecuencia». El que fuera alcalde entre 1979 y 1992 mencionó su gerencia del Polo Industrial como primer acercamiento a un barrio por el que procesa devoción y considera «un referente» en su vida.
La ceremonia de entrega del Tito de Oro tuvo lugar después del relevo de priores (Jesús Puente sustituye a Rivas Elena y Félix Pavón a Cristian Casado) y antes de que los Gigantillos bailaran por primera vez en la fiesta de Las Candelas, frente a la iglesia de La Real y Antigua.
Los personajes de cartón piedra se han asomado a Gamonal en contadas ocasiones. Sus porteadores recordaban ayer que la última vez que lo hicieron fue durante unas fiestas de San Pedro de hace más de veinte años. De ahí que, pese a que empezó a nevar nada más acabar la misa, nadie quisiera perderse la actuación de los Gigantillos, que fue muy corta para que no corrieran ningún riesgo.