La secesión como fe

AGENCIAS
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El sucesor de Artur Mas al frente del 'Govern', Carles Puigdemont, es un soberanista convencido, incluso antes de que su partido virase hacia posiciones independentistas

En 2013, en una reunión de la Asamblea Nacional Catalana, un por entonces casi desconocido Carles Puigdemont culminó su discurso citando al periodista Carles Rahola, fusilado en el franquismo: «Los invasores serán expulsados de Cataluña, como lo fueron en Bélgica, y nuestra tierra volverá a ser, bajo la república, en la paz y en el trabajo, señora de sus libertades y sus destinos». Unas palabras que han marcado el inicio del mandato del exalcalde de Gerona como presidente de la Generalitat, al resumir su ideología secesionista, rayando incluso lo xenófobo.

Carles Puigdemont, nacido en 1962 en Amer (Girona), lleva años manifestando su apego al independentismo desde las redes sociales, especialmente en Twitter, aunque su contundencia en las arengas soberanistas le han acarreado alguna discusión cibernética. Criado en el seno de una familia de pasteleros de Gerona, representa la Cataluña alejada del área metropolitana de Barcelona, pero también de la rural. Y sobre todo, formar parte de  ese núcleo de empresarios y emprendedores exportadores que han saltado al independentismo descontentos con el trato que sienten haber recibido del Estado. De hecho, es un militante convergente e independentista de toda la vida; contribuyó a fundar la Joventut Nacionalista de Catalunya -la organización juvenil convergente- en Gerona y es militante de CDC desde 1983, aunque tardó años en dedicarse plenamente a la política.

Tras cursar estudios de filología catalana, que, según se ha sabido después de su investidura, no llegó a acabar, ingresó en 1982 como corrector lingüístico del periódico El Punt -hoy ElPunt/Avui-, del que llegó a ser redactor jefe, y entre 1999 y 2002 fue el primer director de la Agència Catalana de Notícies, la agencia de noticias pública de la Generalitat. Asimismo, fue director general del periódico Catalonia Today, un periódico catalán escrito en inglés que contribuyó a impulsar.

No saltó a la primera línea política hasta que fue elegido en 2006 diputado por CiU en el Parlament y, un año más tarde, encabezó la lista de la ya desaparecida federación para la Alcaldía de Gerona, aunque estuvo en la oposición hasta 2011.

 Los que le conocen admiten que tiene madera de líder político, que ha forjado en el Ayuntamiento y como presidente de la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI), con una importante visión exterior, a la que se suma que habla cinco idiomas.

En su bagaje como primer edil hay luces y sombras: desde la modernización de la ciudad a la polémica medida de colocar candados a los contenedores de basura para impedir que los mendigos buscasen comida, una decisión que fue muy criticada por los cuperos que más tarde apoyarían su investidura.

«Nosotros dos hemos tenido discusiones hace 30 años en las que el Carles me aseguraba que llegaría el día en que ya no estaríamos en España», recuerda Xevi Xirgo, director de El Punt Avui. Un independentista convencido que quiere inscribir su nombre en la Historia.