Las asociaciones se reivindican como garantes de la atención social

G.A.T.
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Reconocen las dificultades que atraviesan pero también la necesidad cada vez más agudizada que existe de seguir prestando atenciones que las administraciones no dan

En la jornada participaron varios colectivos de la ciudad, entre ellos algunos de inmigrantes, que ofrecieron diversas actuaciones de bailes tradicionales. - Foto: G.A.T.

Un total de 24 colectivos, la mayoría de ellos asistenciales y sociales, salieron ayer a la calle para darse a conocer y, además, para reivindicar su trabajo como una parte esencial en la prestación de servicios y atenciones básicas a los ciudadanos que, si ellas no existieran, difícilmente podrían ser asumidas por las administraciones públicas. El tejido asociativo mirandés dejó ayer claro que su labor, a pesar de contar -cada vez menos- con la colaboración de las administraciones, va mucho más allá del simple apoyo, y  se convierte en una necesidad diaria para miles de mirandeses, hoy por hoy insustituible.

«Muchos de estos colectivos se crearon en los años 90 como reivindicación, para defender los derechos y servicios de colectivos que no tenían ninguna atención», explicaba Marta Tricio, de la Plataforma del Voluntariado, para después añadir que con el paso del tiempo fueron avanzando en servicios a modo de talleres y otros instrumentos, «ya que se necesitaban». Así, han logrado cubrir necesidades de colectivos desatendidos de forma directa por las administraciones. «Si esta labor la desempeñase la administración no sería necesario que las hicieran las asociaciones», reflexionaba.

De ello sabe mucho Rafa Sánchez, de Aremi. «La carencia que existe por parte de las administraciones, por lo menos en el campo en el que nosotros trabajamos, alguien lo tiene que cubrir», decía. Y recordaba que en su caso ha habido en global un recorte del 63% de la financiación de sus programas. «Como podamos vamos a seguir haciendo prácticamente lo mismo, aunque se han cargado el programa de trabajo y todo lo preventivo... no tiene nombre, no se están haciendo las cosas bien; puede haber recortes, pero hay otras cosas menos serias en las que se podría haber metido la tijera», decía.

Otro ejemplo lo ponía José Manuel López, presidente de Caritas, que defiende que el trabajo de este tipo de organizaciones debe ser complementario. «Las personas tienen derecho por ser personas, y los gobiernos tienen que estar atentos en este aspecto de los servicios sociales; vamos donde no llegan ellos o llegan un poquito tarde, nosotros vamos cubriendo esas necesidades», reconocía. En esta ONG han detectado que ha aumentado «la intensidad con la que nos llegan o nos demandan las cosas» debido a la crisis, y cree que su labor es la de «dar una ayuda» pero no las soluciones, «éstas tienen que venir de más arriba», decía. «Nosotros damos un empujón para que la gente sobreviva», resumía.

Desde Cruz Roja la visión es parecida, y se defiende que las asociaciones cubren numerosos sectores y necesidades muy básicas. «Sin esas asociaciones no sé yo si las instituciones tendrían capacidad para hacerlo», reflexionaba su presidente, Manuel Ruiz.

A pesar de las carencias y recortes en las ayudas, estos colectivos derrochan trabajo y solidaridad. «Nosotros no podemos empezar a cobrar y limitar así la entrada de la gente, pero somos ricos en personas, la única manera de pagar es echar una mano, crear esa cadena que nunca acaba», decía Sánchez. Para Ruiz, la existencia de voluntarios es vital para Cruz Roja, «sin ellos no se podría hacer absolutamente nada», reconocía.

Son cuatro colectivos, como los otros 20 que participaron o los otros muchos que hay en la ciudad que ayer no solo se abrieron para darse a conocer, sino que pusieron en elevado valor la importancia de su trabajo.