La recaudación del IBI ha crecido un 118% en los últimos 10 años

Á. M. / Burgos
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La suma de los ingresos municipales por la totalidad de impuestos, precios públicos y tasas, que hoy se someten a una nueva revisión al alza con su aprobación definitiva en Pleno, se ha incrementado un 51%, de 89,4 millones a 135,1

á.m. / burgos

El Pleno del Ayuntamiento de Burgos aprobará hoy, definitivamente, la revisión al alza de prácticamente todos los impuestos, precios públicos y tasas que se giran a los ciudadanos y empresas. Si preguntan en el seno del equipo de Javier Lacalle, la respuesta será que los ingresos están bajando y que la ciudad ha crecido mucho y requiere fondos para levantar la persiana. Si preguntan en cualquier escaño de la oposición, contestarán que se trata de la mayor subida de la historia del Ayuntamiento y que persigue tapar los agujeros abiertos por una política excelsa en la gasto y liviana en el control de los recursos.

Como en todo, caben interpretaciones, verdades a medias y medias verdades. Lo impepinable son las cifras, y las cifras todavía más impepinables son las de las liquidaciones presupuestarias, que muestran los datos ciertos, fiscalizados y cerrados, y no las previsiones que reflejan los presupuestos.

Pero, si el esfuerzo de la subida fiscal recae en los ciudadanos y las empresas, cabe preguntarse hasta dónde se ha llevado ese esfuerzo en la última década. Se trata de un periodo que ha conocido el vino y las rosas y que se cierra con pan duro y espinas, una realidad que en los primeros años sí se corresponde con la evolución de los ingresos obtenidos por el Ayuntamiento a través de la presión fiscal, pero que no cuadra con el ominoso periodo económico que se manifiesta con claridad desde 2008.

impuestos. Entrando en el análisis de los ingresos, cabe tomar como referencia la cifra total de recaudación a través de tributos. Ese medidor indica que en 2003 se ingresaron 89,4 millones y que la previsión de 2012 es de 135,1, superando a los 126,3 liquidados en 2011. Esto es: en una década la recaudación por tributos ha subido un 51%.

En lo que toca a los cinco impuestos puros y duros, el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) es el que mayor incremento porcentual registra, al haber pasado de los 21, 8 millones recaudados en 2003 a los 47,7 previstos en 2012, una subida de la recaudación del 118%. Eso equivale a una subida media anual de casi el 12%, mientras que la revisión de valores catastrales que impone el Estado a los municipios equivale a la mitad de ese porcentaje.

Por el impuesto de Actividades Económicas (IAE) se ha ingresado un 58% más, al pasar de 6,3 millones a los 10 previstos en 2012. En Vehículos la subida de ingresos es del 38% (de 6,5 millones a 9), en Plusvalías es del 9% (si bien si se tomara como referencia el último lustro habría caído un 19% desde los 13,4 millones recaudados en 2007) al pasar de 10 millones a algo menos de 11.

Por último, el ICIO (Instalaciones Construcciones y Obras) se manifiesta como el impuesto en el que, efectivamente, la minoración de ingresos ha sido importante. Se trata del vinculado directamente a la actividad del sector de la construcción y mientras en 2003 recaudó 7,4 millones, la previsión de 2012 es de 5,3, un 28% menos. Tocó fondo en 2002, cuando ni siquiera se recaudaron 3 millones por este concepto.

tasas. En el grueso de los tributos por los que más dinero se recauda cabe incluir, por contarse con ocho cifras, las dos tasas más importantes: Basuras y Aguas. Los siete conceptos juntos suman más del 80% de todos los ingresos municipales emanados de la política fiscal. Y sí, también registran incrementos muy importantes aunque, en este caso, hay que determinar bien cuál es la diferencia entre un impuesto y una tasa.

Las tasas no deberían recaudar nunca más de lo que cueste prestar el servicio. No porque así lo dice la Ley, y el condicional porque, depende a qué versión se atienda (volvemos al principio), el equipo de Gobierno asegura que la oposición miente cuando repite que Aguas está recaudando más de lo que cuesta mantener la ahora sociedad municipal. En definitiva, las tasas deben cubrir el coste del servicio.

En el caso de Aguas, la recaudación ha crecido un 52% al pasar de 11,8 millones a 18,1. La última subida del líquido elemento se justificó en la necesidad de amortizar la parte que le corresponde a la ciudad del coste de ampliar la Depuradora, pero las obras no han empezado y el incremento se cobra a toda la cuidad desde abril. Se trata de un crecimiento similar al de Basuras. Los recibos por la recogida y el tratamiento han pasado de generar 9,3 millones a 14,6, y aún así se cubre muy justo el coste del contrato suscrito con Semat para hacerse cargo de este servicio de primera necesidad.

el ciudadano. Por tanto, si bien merecen entrar en el cuadro de los tributos de los que ningún ciudadano se libra (uno puede elegir si ocupa una vía urbana o no, pero las Basuras y el agua lo pagan todos los contribuyentes), la evolución de ambas tasas no se corresponden tanto con la voluntad de quien gobierna como sí lo hacen los impuestos.

Paralelamente, en el capítulo de ingresos juegan otros factores que, fundamentalmente, dependen de las transferencias de otras administraciones, bien sea por la participación de la ciudad en los impuestos recaudados, bien por fondos y acuerdos de compensación. En este caso sí se ha producido una bajada notable de los ingresos. Pero, contrapuesta esta realidad a la aquí descrita, parece muy obvio que si han minorado los ingresos municipales no será porque los burgaleses no hayan aportado más a la causa común de forma constante y notable.