Roban dinero y joyas en 5 pisos de Reyes Católicos y Federico Olmeda

I.E. / Burgos
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Entraron con el método 'bumping', con una llave que golpean hasta que cede la puerta. Los golpes se produjeron el fin de semana, pero vigilaron a sus víctimas durante semanas

Las víctimas tienen claro que los ladrones vigilaron sus idas y venidas durante días para establecer sus rutinas y que, al comprobar que iban a faltar el fin de semana, eligieron el sábado o el domingo -aún está por establecer el día exacto- para colarse en sus pisos en busca de dinero, joyas y pequeños aparatos electrónicos. Al menos 5 pisos situados en la calle Federico Olmeda y Reyes Católicos recibieron la visita de los ladrones, quienes no hicieron mucho ruido durante los robos, ya que los vecinos de ni se enteraron.

De hecho no emplearon ningún método violento para forzar las puertas. Todo parece indicar que lo hicieron con la técnica denominada ‘bumping’, que consiste en introducir una llave maestra que cabe en la cerradura, a la que los cacos golpean poco a poco hasta que entra del todo y logran dar las vueltas para abrir. Ni palancazos ni extracción de bombín, se decantan por el sigilo y el silencio para actuar.

Una de las víctimas, que vive en el número 20 de Federico Olmeda relata que pasaron el fin de semana fuera y cuando llegaron el lunes se encontraron con la desagradable sorpresa. Ahora bien, en la puerta no apreciaron ningún signo de haber sido forzada. Todavía no ha hecho inventario de todo lo que se han llevado, pero indica que iban buscando dinero y joyas y que lo desordenaron todo  pero no causaron destrozos de importancia.

Avisaron a la Policía Nacional y los investigadores que se presentaron les informaron de que no era el primer piso al que acudían. De hecho en el mismo edificio robaron a otra familia.

Marcan los pisos

Estos ladrones vigilan durante semanas sus objetivos. Para estar seguros de que durante el golpe no va a haber inquilinos en casa utilizaban varios sistemas. Uno de ellos es marcar los pisos con unos pequeños testigos de plástico o de papel que introducen entre la puerta y el marco, de forma que si al cabo de unos días esa señal continúa en su posición original quiere decir que no hay nadie. En otros casos desplazan los felpudos para observar si al cabo de un tiempo los propietarios los han recolocado o están ausentes.

Durante los golpes, al menos una persona se queda abajo para ‘dar el agua’ en el caso de que observe la presencia de policía en las inmediaciones. Una de las víctimas explicó a este periódico que hallaron el telefonillo quemado, al parecer porque era la forma en que se comunicaban los ladrones que subían al piso con quien permanecía abajo.

En el caso del portal número 20 de Federico Olmeda cumplieron con una de sus medidas de precaución más básicas, robar en los pisos altos. De este modo hay menos posibilidades de ser sorprendidos por los inquilinos del resto de los pisos, que pueden bajar por las escaleras y pillarles in fraganti.