En Burgos se paga 1,2 euros más por llenar el depósito del automóvil

G. Arce / Burgos
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Todas las provincias de Castilla y León -salvo Soria- se situaron en junio entre las 15 con el carburante más caro, lo que el sector local achaca a la «alta»fiscalidad que aplica la Junta

Los carburantes en Burgos tienen precios por encima de la media. - Foto: Patricia

Llenar el depósito del automóvil con 60 litros de combustible, tanto si es con gasolina 95 como con gasóleo A, supone pagar en Burgos 1,2 euros más que la media de España. Es más, en el resto de las provincias de Castilla y León (salvo Soria y Salamanca) el gasto será aún más alto. Paradójicamente, comunidades limítrofes como País Vasco, La Rioja o Madrid -competencia directa del sector local de las estaciones de servicio- se sitúa en la parte baja de precios de carburante.

Así lo recoge el informe de supervisión sobre la distribución de carburantes en estaciones de servicio de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). En el mes de junio, el precio de venta al público de la gasolina 95 se incrementó un 1,2%, hasta situarse en 1,448 euros por litro, su nivel más alto desde septiembre de 2013, mientras que el del gasóleo repuntó un 0,6% y alcanzó los 1,34 euros por litro. Pese a las alzas, la demanda de carburantes crece por quinto mes consecutivo, un 2,6% en junio.

En Burgos, aplicado el tramo autonómico del impuesto de ventas minoristas de determinados hidrocarburos líquidos, el IVMDH,  se abona, aproximadamente, 0,02 euros por litro de gasolina y también de gasóleo, un pico que no es tan insignificante como puede parecer a simple vista dado que es la provincia de Castilla y León que más carburante comercializa en sus gasolineras: más de 24.500 toneladas en mayo.

Palencia, Valladolid y Zamora no se quedan atrás: son las provincias con los precios más altos de gasolina (habría que ir a las Baleares para pagar más) y la dos primeras también encabezan el ranking nacional de gasóleo.

Competencia

Desde el sector de gasolineras local, representado por Adesbur, se atribuye esta diferencia en los precios a la «alta» fiscalidad que aplica la Junta. «El ‘céntimo sanitario’ sigue existiendo aunque no se llame así y el sector sigue sometido a una competencia derivada de las diferencias fiscales entre comunidades», lo que, a juicio de Ricardo Alonso, presidente de Adesbur, sigue mermando sus ventas y causando un perjuicio al consumidor local.