Investigan la clonación de tarjetas en un cajero de la avenida del Cid

I. Elices / Burgos
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Los afectados observaron agujeros en sus cuentas de hasta 1.200 euros por operaciones realizadas desde Estados Unidos. Los delincuentes actuaron el pasado fin de semana

El cajero que se encuentra en la avenida del Cid no estaba ayer en servicio. - Foto: Luis López Araico

Algunos de los burgaleses que sacaron dinero el fin de semana del cajero automático del Banco Popular de la avenida del Cid -frente a la escultura del toro- han descubierto esta semana agujeros de no poca importancia en sus cuentas, después de que un grupo de delincuentes clonara sus tarjetas. Hasta la Comisaría han llegado más de media docena de denuncias de ciudadanos que han detectado movimientos que no se correspondían con compras llevadas a cabo por ellos mismos. En algún caso la cantidad defraudada ha alcanzado los 1.200 euros, según señala una fuente a este periódico.

El banco señala que este tipo de delitos «ocurren muy a menudo, desgraciadamente, y en todas las ciudades y entidades». Instan a los afectados a denunciar lo hechos en Comisaría e ir luego a la sucursal, ya que la entidad reintegra las cantidades.

El Cuerpo Nacional de Policía sospecha que el sujeto que clonó las tarjetas envió todos los datos directamente a Estados Unidos, pues las operaciones que reflejan las cuentas de los afectados fueron llevadas a cabo en el país norteamericano, según se desprende de los extractos. Fuentes policiales señalan que lo lógico es que el dispositivo que los delincuentes colocan para hacer copia de los plásticos no permaneciera en el cajero más de unas horas, las suficientes para estafar a un buen número de personas.

El procedimiento que llevan a cabo los estafadores se conoce por el nombre de ‘skimming’, que consiste en colocar un dispositivo electrónico en las ranuras de las tarjetas sin que el usuario lo perciba mientras lleva a cabo la operación bancaria. Este dispositivo registra los datos de la cuenta, de las tarjetas o libretas de ahorro de los clientes, mientras que una cámara de vídeo graba el número secreto del cliente cuando lo teclea para llevar a cabo una operación.

A Estados Unidos

Una vez obtenida la información, ésta se copia en una nueva tarjeta con la que se puede operar como si fuera la original. Sin embargo, en esta ocasión la Policía considera que los datos fueron enviados directamente a Estados Unidos, donde hicieron copia de los plásticos y los utilizaron allí mismo para llevar a cabo distintos cargos a las cuentas de los burgaleses que han sido estafados.

Perseguir a estas bandas de delincuentes no es nada sencillo. Por una parte hay que identificar a quienes se encargan de colocar los dispositivos en los cajeros. Para ello, la Policía investiga las imágenes que haya podido grabar la propia cámara del banco, si bien muchos delincuentes tienen la precaución de ocultar sus rostros para no ser descubiertos. Si ese mismo malhechor es el que luego realiza las operaciones con la tarjeta y logra ser detenido, la Policía ha logrado desmantelar la organización. No es el caso del grupo que ha actuado en Burgos, cuyas ramificaciones llegan a Norteamérica. Es más, señalan desde la Comisaría, los cerebros de la trama se encuentran en Estados Unidos. Y allí es  difícil seguirles la pista, pues para intervenir sus cuentas, a fin de probar quién es el que ha llevado a cabo los movimientos fraudulentos, es necesaria la colaboración de los jueces de un país y otro. «Y por desfalcos de pequeñas cantidades normalmente no se solicitan los oficios», afirman. Y en caso de existir esa cooperación, el tiempo que se tarda en completar toda la tramitación proporciona a los delincuentes la oportunidad de cambiar de identidad, de cuenta bancaria e incluso de país.