El Mirandés sigue en Segunda

Raúl Canales / Miranda
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Tres minutos antes de la conclusión del plazo, el club rojillo completó la conversión en SAD. Alfredo de Miguel y los jugadores aportaron el capital restante.

Alrededor de quinientas personas celebraron a media noche a las puertas del club que el equipo seguía en Segunda División. - Foto: Truchuelo

El Mirandés jugará la próxima temporada en Segunda. Tres minutos antes del límite del plazo se produjo el milagro que la ciudad esperaba, aunque llegó de la forma más inesperada. Alfredo de Miguel, Pastrana, junto a los jugadores y cuerpo técnico del Mirandés son quienes han salvado al club de un descenso que durante 23 horas y 57 minutos era inevitable. El directivo adelanta el montante total que restaba por cubrir (1,3 millones) y los futbolistas se han comprometido a aportar medio millón de dicha cantidad que le será devuelto en los próximos días.  El compromiso se hace extensible a otros directivos, aunque no han trascendido las cantidades que aportarán.

Un final feliz para una situación que parecía sacada de un guión de ciencia ficción. La jornada de ayer pasará a la historia por ser la más angustiosa e intensa de los 86 años de vida del club. La transferencia esperada a nombre de Vicente España, máximo accionista hasta ayer, nunca llegó,y a medida que pasaban las horas la desesperación fue en aumento. Pasadas las 20 horas, ante una muchedumbre que se agolpaba en las puertas de la sede esperando noticias, la junta directiva compareció por primera vez para anunciar lo que a esas alturas era un secreto a voces: el Mirandés estaba con pie y medio en Segunda B.

Sin embargo quedaba un hilo de esperanza. La misión parecía imposible, ya que se necesitaba recaudar más de un millón de euros en menos de cuatro horas. Las caras desencajadas de la directiva no invitaban al optimismo y las primeras lágrimas empezaron a aflorar en algunos aficionados, acompañadas de los gritos de abucheo y reprobación a la gestión.

En medio del caos surgió la noticia que disparó la expectación entre la masa social ya que De Miguel se comprometía a poner 800.000 euros. Pero faltaba medio millón y se buscaba un salvador de última hora. Los teléfonos echaban humo, las especulaciones se sucedían y las agujas del reloj corrían en contra del Mirandés.

Cuando el sueño se esfumaba aparecieron Iván Agustín, Pablo y Mujika, los tres capitanes, quienes  entraban en la sede del club para confirmar que la plantilla aportaba el dinero restante.

Conseguido el capital empezaba la cuenta atrás. Restaba poco más de una hora para acudir a notaria a certificar los boletines de suscripción y la cesión de los mismos por parte de Vicente España a los nuevos titulares. Mientras tanto, Pablo Infante, corriendo por la calle La Estación, se encaminaba a una sucursal bancaria, acompañado del director de la misma, y de las llaves de la oficina para poder realizar la gestión financiera.

Solo faltaba hacer llegar la documentación, sellada por un organismo oficial, al CSD. Acompañados por un vehículo policial que les abría el paso, los directivos se dirigieron a Comisaría para formalizar la documentación, lo que se logró tres minutos antes de la medianoche.

En ese momento se disparó la locura entre la marea rojilla. El Mirandés, contra todo pronóstico, seguirá en Segunda. En los próximos días habrá que conformar el organigrama y apuntalar el funcionamiento de la entidad ante el inminente comienzo de competición.  Seguramente también habrá tiempo para extraer conclusiones de un proceso de conversión en SAD que ha sido esperpéntico. Pero ayer solo importaba mantener el sueño y se logró.