El Foro de la Cultura reivindica el valor del silencio

Ical
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Oscar Esquivias, Rosa Izquierdo y Erling Kagge defendieron el silencio como "un camino de búsqueda de la propia naturaleza"

El escritor burgalés Óscar Esquivias, la monja cisterciense, Rosa Ana Izquierdo y el explorador noruego Erling Kagge, debatieron hoy en la segunda jornada del Foro de la Cultura de Burgos acerca del ‘Elogio del silencio’. El periodista Antonio Corbillón, ejerció de moderador, durante un debate en el que se defendió el silencio como “un camino de búsqueda de la propia naturaleza”.

Durante la misma, los tres invitados debatieron no solo acerca del silencio, sino también sobre las nuevas tecnologías y la hiperconectividad, preguntándose si estas dos últimas son las responsables de que vivamos en un mundo ruidoso. Además, hablaron sobre las aportaciones que otorga el silencio a la creatividad.

Kagge abrió el debate defendiendo la necesidad de “conectarnos a la naturaleza”, para escapar de una realidad hiperconectada en la que pocas veces conseguimos despegamos “de la tecla”, añadió. Evocando sus viajes a la Antártida, Kagge recordó que “cuando más callado estaba”, más “de la naturaleza”. “Soy”, manifestó, “un explorador de mí mismo”, un explorador que ha crecido “en el silencio”. “El nuevo lujo en Noruega y otros lugares del mundo es estar off-line”, destacó.

Por su parte, Oscar Esquivias subrayó que el silencio “es el terreno fértil en el que nace la creación”, y añadió que como escritor, se siente “cerca de un explorador, como alguien que intentar abrir una ruta nueva”. “La labor del escritor se parece también a la vida del monje, tienes que tener una llama interna, algo que podríamos llamar fe”, señaló. Esquivias explicó además, que muchas de sus obras literarias nacieron de una primera inspiración, aunque luego, matizó, “hay mucho ‘ora et labora’, hay que congelarse y descongelarse para coronar esa montaña”. “Para contemplar el mundo un artista necesita el silencio. Muchas veces, reflexionó, no estamos suficientemente cerca para escuchar el latido de lo que nos rodea”.

Por otro lado, la monja de la comunidad cisterciense de San Bernardo en Burgos, Rosa Ana Izquierdo, coincidió con sus compañeros de mesa en el valor del silencio, de ese “silencio que nos habla”, y apeló a la necesidad de “escalar hacia el interior”. Asimismo, explicó al público que su vida, “se mueve en la contemplación y el silencio que nace del corazón”, “un don”, continuó, que sólo tiene que recoger “porque viene de Dios”. “Si me aprieto los labios para no hablar, seguro que hablaré”, dijo, “el silencio es una gracia, que me lleva al centro de quien soy, a mi naturaleza. El silencio te regala el tiempo para saber quién eres tú”, apuntó.