Atapuerca lanza un plan para frenar la fuga de talento

Gadea G. Ubierna / Ibeas
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La Fundación habilitará un programa de micropatrocinio en su web para que todo el que quiera financie proyectos de hasta 12.000 euros y priorizará las ayudas pre y postdoctorales

El patronato de la Fundación Atapuerca aprobó ayer el presupuesto de 2016 (1,3 millones) y adelantó que la prioridad será tratar de frenar la fuga de talento hacia otros países que ofrecen mejores condiciones que España para la investigación científica. Con ese objetivo se ha decidido fomentar el programa de formación en disciplinas vinculadas al proyecto Atapuerca con cuatro becas predoctorales y otras cuatro postdoctorales y abrir la puerta al micropatrocinio a través de la web para apoyar proyectos de investigación concretos de hasta 12.000 euros.

El secretario de la fundación, José María Rodríguez-Ponga, explicó que esta modalidad de mecenazgo -muy frecuente en otros campos pero inusual en el científico- se habilitará «en semanas» y subrayó que no habrá mínimos ni máximos: cada uno aportará lo que quiera. «No sabemos cómo va a funcionar, pero es un recurso que debíamos poner en marcha», señaló, antes de matizar que todo ello se enmarca en la necesidad de aportar fondos a «líneas de investigación que, de otra forma, quedarían abandonadas».

Este proceso de captación de recursos exigirá seguir firmando y renovando convenios con empresas y organizaciones culturales diversas, tanto en España como en el extranjero. El proyecto Atapuerca está inmerso en un proceso de internacionalización en el que se ha considerado imprescindible crear una red que permita captar contribuciones en Estados Unidos junto a otras fundaciones culturales españolas de peso como, por ejemplo, la del Museo del Prado. Y a esto se añade la decisión de concurrir a proyectos europeos de los que obtener ingresos.

Resignación. En la comparecencia ante los medios, el secretario estuvo acompañado por el presidente de la Fundación y editor de Diario de Burgos, Antonio Miguel Méndez Pozo; el vicepresidente, José María Bermúdez de Castro y el director general, Eudald Carbonell. Los dos codirectores destacaron que estaban teniendo que asumir la marcha de personas de sus equipos -«los mejores de los mejores»- por los recortes a la investigación. «Perder talento es lo peor que podemos hacer como país. Perder dinero, bueno; pero perder personas... No», concluyeron los investigadores.