Muere una mujer y su hija está grave al arder su casa en la Barriada Militar

I. Elices / Burgos
-

Mercedes López-Linares González fue jefa de las Damas de la Sanidad Militar (enfermeras del Hospital del Ejército). María Ángeles Sáez, que está en la UCItras superar una parada cardiorrespiratoria, trabaja en la antigua UALOG 51

La Policía Científica analizaba ayer los objetos que los bomberos arrojaron por la ventana para sofocar el fuego. - Foto: Diario de Burgos

La combustión fue tan lenta que hasta las 4 de la madrugada ningún inquilino se percató de que en el segundo A del portal 12 de la Plaza 2 de Mayo (la Barriada Militar) se había declarado un incendio. De hecho a esa hora no fue el humo lo que despertó al vecino de abajo sino la caída de objetos -«un ruido como si movieran muebles»- en la planta de arriba seguramente a causa del propio fuego. Una de las dos mujeres que vivía en el domicilio, Mercedes López-Linares González, de 84 años, murió a consecuencia de la inhalación de humo. Su hija, María Ángeles Sáez, de 58, ingresó en la UCI del Hospital Universitario y se encuentra estable dentro de la gravedad. Tuvo que ser reanimada por los servicios sanitarios, pues fue hallada en parada respiratoria.

Los bomberos desconocen a qué hora se iniciaron las llamas, pero «bastante antes de las 4 de la mañana», aseguró Julio Estébanez, jefe del parque de Burgos. La Policía Científica de la Comisaría de Burgos desplazó varios efectivos para analizar el lugar. Por ahora solo está claro que las llamas comenzaron en la salita de estar. Las causas están por determinar, si bien el propio responsable del servicio de extinción afirmó «que será difícil saberlo», dado que la «habitación quedó arrasada, incluso se veía el ladrillo caravista». «Pudo ser por un cortocircuito en la televisión o por un cigarro encendido, no se sabe», indicó. Algún vecino aventuró con la posibilidad de que fuera una vela. En todo caso el origen fue accidental, según pudo saber este periódico.

En el número 12 de la Plaza 2 de Mayo, al lado del Colegio Sagrada Familia y de la parroquia de Santo Domingo, dormían a las 4 de la mañana seis familias, pues 2 domicilios estaban deshabitados, los dos superiores a la vivienda donde se produjo el suceso. Solo registró daños la casa de la fallecida, sobre todo la salita, si bien las paredes y techos del resto de la vivienda quedaron ennegrecidos por efecto del humo. El edificio no sufrió daños estructurales.

Una mujer de 96 años, I.G.L., y su hija B.M.G., de 61, que viven en el primero, debajo de la casa incendiada, fueron también evacuadas al Universitario, pues la anciana había sufrido una subida de tensión. Al comprobar que no habían inhalado humo las dos fueron dadas de alta. El concejal Salvador de Foronda, alcalde accidental, informó de que los Servicios Sociales pusieron en marcha el protocolo para atención de las víctimas, por si requerían atención psicológica o precisaban dormir en un hotel. Aunque ese piso de abajo resultó dañado por el agua que tuvieron que utilizar los bomberos para sofocar las llamas, sus inquilinos en principio permanecerán en él.

Mercedes López-Linares González apareció muerta en su cama. Tenía 84 años de edad y había sido jefa de las Damas de Sanidad Militar (enfermeras) del  Hospital Militar. Originaria de Briviesca, era viuda del coronel del Ejército de Tierra Fernando Sánchez Fernández (Artillería).

La hija, soltera, que vivía y cuidaba de su madre, trabaja en la Unidad de Servicios y Talleres 61, la antigua UALOG 51. Ella fue encontrada junto a su cama y cerca de la ventana, como si el humo la hubiera despertado y hubiera intentado ventilar la casa. Pero se desplomó a consecuencia de la inhalación de monóxido de carbono.

José María Alemán es el vecino que dio la voz de alarma y el marido y yerno de las dos mujeres dadas de alta ayer por la mañana tras el suceso. Al oír ruido de objetos se despertó, despertó a su esposa y los dos se percataron del olor a humo, «tampoco muy fuerte». Acto seguido llamó al fijo y al móvil de su vecina, pero no contestó. Así que subió rápidamente las escaleras, aporreó la puerta y se dio cuenta de que salía humo por las rendijas. LLamó al 112 y despertó a varios vecinos. Ya solo quedaba esperar a ver en qué estado se encontraban las dos inquilinas.

Julio Estébanez explicó que la combustión había sido lenta porque las ventanas de la casa estaban cerradas, igual que la puerta de la salita donde se inició el fuego. Al no haber ventilación «los gases solo salieron cuando las llamas destruyeron esa puerta» y llegaron al resto de la casa. De ese salón solo quedaron en pie los objetos metálicos. «Alcanzó una temperatura muy elevada», afirmó.