Aprendiz de obispo

Gadea G. Ubierna / Burgos
-

El escolano Rubén Menéndez de las Nieves es el nuevo obispillo y, como es tradición, será investido el próximo 28. Un día antes, los Pueri Cantores harán un recorrido por residencias de ancianos

Emoción. Rubén Menéndez no soltó el báculo que lo distinguía como obispillo. Aparece junto a uno de los directores de los Pueri Cantores, Amador Pérez. - Foto: Luis López Araico

Daniel Alonso tuvo que hacer un gran esfuerzo para que no se desbocara la pena que descompuso todo su ser al escuchar que los compañeros de la Escolanía de la Catedral, los Pueri Cantores, habían escogido a Rubén Menéndez como nuevo obispillo. Desilusionado el primero y feliz el segundo, los dos aspirantes recibieron ayer el aplauso del centenar de personas que acudieron a la sala Polisón para asistir a uno de los actos típicos del preámbulo navideño en la capital. Menéndez, que tiene 10 años y estudia en el Jueces de Castilla, será investido el domingo 28 en la iglesia de las Salesas, pero el día anterior recorrerá varias residencias junto al resto de la agrupación para felicitar con música las Pascuas a los ancianos.

La figura del obispillo es una tradición que se mantiene desde el siglo XV, cuando el Cabildo permitió por primera vez que un niño vistiera los ropajes de la autoridad eclesiástica el día de los Santos Inocentes. La elección corresponde a los miembros de la Escolanía de la Catedral, que deben escoger de entre los compañeros que hayan recibido la Primera Comunión en el año en curso y que destaquen por su buen comportamiento, actitud y por la asiduidad a los ensayos. En esta ocasión eran solo dos, y el elegido señaló a este periódico que algunos compañeros ya le habían soplado que el pasado 4 de diciembre habían votado por él. A pesar de todo, Menéndez afirmó  sin perder la sonrisa ni un instante que estaba «muy sorprendido» y también «muy contento» porque va a tener la ocasión de recorrer la ciudad a lomos de un caballo blanco y eso, dijo, es lo que más le apetece. Para ello tendrá que esperar hasta el día 28, cuando tras ataviarse con los ropajes exhibidos ayer en la sala Polisón y ser tocado con la mitra, montará en el caballo y precederá a su séquito oficial -cuatro compañeros de la Escolanía- por el casco histórico. Parada obligatoria será la Casa de la Iglesia, donde será recibido por el arzobispo, Francisco Gil Hellín, y el Ayuntamiento, en cuya planta noble lo esperará el alcalde, Javier Lacalle, para acompañarlo al balcón y atender a las palabras de este joven aprendiz de obispo.

Ninguna de estas responsabilidades parecía amedrentar ayer a Rubén Menéndez, quien tuvo que dedicar más de diez minutos a retratarse, báculo en mano, junto al atuendo oficial y un sinfín de familiares y autoridades como el alcalde, Javier Lacalle, quien asistió junto al concejal de Cultura, Fernando Gómez. En representación de la Junta estuvo el jefe de la Oficina Territorial de Trabajo, Antonio Corbí -hermano del exdirector de la Escolanía, Luis Corbí, que fue quien puso de nuevo en marcha la agrupación en 1996 después de décadas de parón-, y en nombre de la Diputación, Felicidad Cartón. Por parte del Cabildo acudieron los sacerdotes Javier Rodríguez y Matías Vicario.

El acto, como suele ser habitual, empezó y terminó con dos temas entonados por los Pueri Cantores: un Ave María y un Padre Nuestro, que arrancó los aplausos más sonoros de la mañana. Entre ambos temas, una narración  cuyo hilo argumental fue el cuento El traje nuevo del emperador, para hacer reflexionar acerca de los muchos prejuicios que condicionan la visión de los adultos frente a la ingenuidad infantil. «El Obispillo nos ayuda a recuperar la justa inocencia», concluyó el representante de la asociación cultural Kaliope, formada por las familias de la veintena de Pueri Cantores.

Antes de que se hiciera público el nombre del obispillo en el Teatro Principal, los Pueri Cantores había intervenido en la misa de las 12.00 horas en la Catedral, en la que entonaron otros tantos temas preparados con ahínco a lo largo de los últimos meses.