Un radar a vista de pájaro

I. Elices / Burgos
-

El helicóptero Pegasus, que ha multado en Burgos a 100 conductores este año, muestra su eficacia para detectar infracciones de velocidad, cinturón de seguridad y el uso del móvil

El helicóptero Pegasus es un arma letal, con la que la Dirección General de Tráfico (DGT) pone a raya desde el cielo a los conductores que se saltan a la torera el Reglamento de Circulación. Desde 2013 sobrevuelan todas las carreteras del país y su principal función es sancionadora, pero la tripulación  no se limita a multar, «también está para ayudar». Lo dice el técnico del ‘pájaro’ azul y amarillo que controla Castilla y León, Asturias y Cantabria, que ha hecho escala en Burgos para mostrar a los lectores de este periódico su funcionamiento. De hecho hace pocas fechas tuvieron que posar el aparato en la A-62, en Salamanca, al observar desde el aire un accidente en el que las víctimas -entre ellas niños- habían quedado sobre la calzada. «Bajamos y nos pusimos a regular el tráfico para evitar consecuencias peores», explica.  

Y qué mejor manera de mostrar su trabajo que acompañando al piloto y al técnico que maneja los sistemas de detección de infracciones. Parte del aeropuerto de Villafría y pone rumbo hacia la N-627, en una mañana en la que hay poco tráfico, lo que anima a algunos conductores a pisar de más el acelerador. Muy cerca de Sotopalacios un Audi A-3 de color blanco avanza a gran velocidad por la carretera, lo cual no pasa desapercibido para nuestros protagonistas. El técnico que maneja la ‘bola’ del Pegasus (dotada de una cámara de plano amplio y de otra con teleobjetivo) pone en marcha el radar aéreo para medir la velocidad a la que circula. Primero un GPS calcula las coordenadas del vehículo y un telémetro láser mide la distancia entre él y el helicóptero. Con las posiciones sucesivas, el sistema mide cada tres segundos la velocidad y calcula la media. A 146 kilómetros por hora transita el coche, por lo que el piloto vira en el aire y desciende de repente para no perderle y fotografiar su matrícula, que aparece nítida en los dos monitores de que dispone la aeronave, una AS335N, de dos motores. La instantánea llegará a su domicilio en breve acompañada de una multa de 400 euros y la retirada de 4 puntos del carné.

Hasta detectar otro vehículo a toda velocidad el técnico que maneja el cuadro de mandos del Pegasus activa el zoom de la cámara para enfocar de cerca el habitáculo de varios vehículos con el fin de detectar si sus ocupantes llevan puesto el cinturón de seguridad o están cometiendo alguna otra infracción, como hablar o mandar mensajes por el móvil. Detrás del manejo del teléfono al volante están buena parte de las distracciones que causan en la provincia de Burgos siete de cada 10 siniestros mortales. En la mañana que DB comparte con el Pegasus no observan ninguna de estas prácticas.

Pero a lo largo de 2013, 2014 y 2015, han visto de todo. El técnico explica «la más gorda». No hace mucho acercó la cámara a la cabina de un camión y observó cómo el chófer había soltado el volante. «Con una mano sostenía un puñal con el que intentaba abrir una botella que tenía en la otra; increíble», explica.

En ocasiones no se limitan a medir la velocidad, fotografiar y multar. Qué va. En una jornada recorriendo la N-601 les acompañaba un guardia civil de paisano. Vieron desde lo alto un automóvil que circulaba muy rápido, a 194 kilómetros por hora, después del cálculo del radar. Además el conductor efectuaba adelantamientos muy arriesgados y ponía en peligro su vida y la del resto de usuarios de la vía. Así que decidieron adelantarse, aterrizar en una tierra de cultivo y esperar al vehículo en el arcén. El agente de la Benemérita le dio el alto y le preguntó por qué iba a tanta velocidad. Le contestó que sus padres estaban ingresados en el hospital y que tenía que llegar cuanto antes. «El que va a acabar allí, si no en la funeraria, vas a ser tú», le espetó el guardia civil.

Pero volvamos al vuelo que tuvo lugar el pasado martes. Cerca ya del enlace con la N-623 irrumpe un Volkswagen Golf con todas las trazas de superar los 90 por hora de límite en la carretera de Aguilar. Efectivamente, el técnico repite la operación y obtiene la velocidad, 126 por hora. Fotografía al canto y sanción. Durante la mañana otro Audi es cazado a más de 140 kilómetros por hora.

El helicóptero es discreto hasta cierto punto. Cuando vuela tras un vehículo o encima del mismo es imposible que un conductor lo detecte, «pues no hace ruido». Pero los coches que circulan por detrás de él si pueden verle y, de hecho, durante la ruta que da pie a este reportaje tanto el piloto como el técnico pudieron observar cómo un turismo que iba muy rápido de repente frenó y se puso a menos de 90. «Lo que demuestra que nuestra presencia también es disuasoria», indicaron.

Quienes duden de la fiabilidad del radar que no se molesten en recurrir, «es más eficaz que los de carretera». Está sometido a las inspecciones periódicas del Centro Estatal de Metrología, que coloca unos precintos sobre la bola que cubre las cámaras con el fin de que no puedan ser manipuladas.