Las mafias controlan a más de la mitad de los mendigos de Burgos

I. Elices / Burgos
-

Origen. Acción Social tiene registrados 27 rumanos gitanos, que ocupan los lugares más 'rentables'. Explotados. El jefe del clan los deja en su lugar de trabajo y les pide cuentas al final de la jornada.

Una mujer pide en la puerta de la Catedral. - Foto: DB/Miguel Ángel Valdivielso

A pesar de la crisis económica el número de personas que pide en la calle no ha subido demasiado en la capital el último año, en el que la Concejalía de Acción Social identificó hasta 44 mendigos, por los 40 del año anterior. La atención a personas sin ingresos aumenta, tal como lo confirman los datos de Cáritas, pero la cantidad de ciudadanos que se queda en la calle y vive de las limosnas no se incrementa. En parte porque la mendicidad es un fenómeno impulsado por las mafias y en parte porque los indigentes son individuos que arrastran problemas de exclusión social y ya no se habitúan a la vida en sociedad.

De esos 44 menesterosos que la Policía Local identificó en 2012 27 son rumanos de etnia gitana integrados en organizaciones que los colocan en lugares estratégicos de Burgos para conseguir el mayor número de limosnas. Los jefes del clan los conducen en furgoneta a su lugar de ‘trabajo’ y los recoge al final de la ‘jornada’, cuando tienen que dar cuenta de los beneficios obtenidos, según explica la concejal de Acción Social, Ana Lopidana.

Estos ‘pobres’ están obligados a entregar una buena parte de sus ganancias a sus en teoría protectores y, al final, del euro del carrito que les da la señora a la salida del supermercado no se quedan ni la mitad. «Es una forma de vida», señala Lopidana. «Por ello es tan difícil erradicar del todo la mendicidad de las calles», lamenta.

Estos indigentes eligen los lugares más rentables -parroquias, supermercados y calles comerciales- del centro histórico, avenida del Cid, avenida de Reyes Católicos y algunos puntos de la calle Vitoria, en Gamonal. Y si acude otro mendigo a hacerle la competencia o a quitarle el puesto, «se montan peleas en no pocas ocasiones», denuncia la edil del PP.

Entre los indigentes controlados por las mafias también figuran los jóvenes que se colocan en los semáforos de la Plaza del Rey para limpiar los parabrisas de los coches, «una práctica peligrosa que puede originar accidentes». «Es un riesgo para los coches y para ellos, porque cuando son sorprendidos por la Policía salen corriendo por los carriles de la autovía casi sin mirar», explica Lopidana. Pero siempre son los mismos y siempre están allí.

Los jefes de las mafias controlan todos sus movimientos, internos y externos. Siempre los sitúan  donde la gente entra o sale con dinero suelto, nunca a la entrada de los bancos, porque allí saben que poco sacarán. Y cuando son identificados por la Policía y advertidos para que dejen ese lugar, cambian rápidamente a otro y vuelven al mismo de forma recurrente. Y es que el Ayuntamiento tan solo puede informarles de que lo que hacen está prohibido e invitarles a marcharse, pero no puede multarles u obligarles a irse, porque la ordenanza municipal no lo recoge.

Las redes mafiosas saben perfectamente cuando es ‘temporada alta o baja’ en función del momento y de la ciudad. Así, la Concejalía de Acción Social ha percibido que en las fiestas de capitales vecinas el número de mendigos disminuye drásticamente en Burgos.

«Son enviados a esas ciudades para aprovechar el tirón de las fiestas», explica. Y viceversa, en fiestas de Burgos, el número de mendigos aumenta en gran proporción. También observan mayor proliferación según las fechas. De hecho, en Navidad y Semana Santa, Acción Social activa un mayor seguimiento de estas personas.

Algunos de estos mendigos llevan más de tres y cuatro años en Burgos. Y en algunos casos son familias completas las que están atrapadas en estas redes. El miedo y la presión que ejercen las mafias les impide dejarlo.

Muchas de ellas son mujeres con hijos y maridos sin actividad conocida. En muchas ocasiones está en el bar jugando a las tragaperras. Viven en casas insalubres, no tienen hábitos básicos de convivencia, no conocen el idioma y la cultura española, por lo que les resulta prácticamente imposible salir de esa situación.

Vagabundos

Al margen de los mendigos ‘organizados’ en Burgos hay identificados otros 17. Siete de ellos son portugueses; dos son búlgaros;uno griego y siete españoles. Entre estos últimos la mayoría son transeúntes -vagabundos- que se encuentran de paso en la capital. Muchos de ellos son drogodependientes o alcohólicos que piden para pagar sus adicciones. También hay enfermos mentales. Una buena parte de los recursos del programa contra la mendicidad se destina a explicar a estos ciudadanos que existe un modo de dejar la calle.