La transformación de el Corpus

A.R. / Burgos
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Es una de las fiestas cristianas más tardíamente establecidas en la Edad Media en Europa; la tercera tras el Nacimiento y La Pasión • La promovió una monja cisterciense • En Burgos la primera procesión fue en 1331

Casi todos los burgaleses conocen la fecha del Curpillos,  puesto que se trata de una jornada festiva declarada de Interés Turístico Regional y que suele celebrarse el viernes siguiente al Corpus. Pero lo que muchos  desconocen es el origen y la tradición de ambas celebraciones.

Pues bien, el Corpus surgió por iniciativa de una monja cisterciense, Juliana de Mont Cornillón, también conocida como ‘Sor Juliana de Lieja’, que lo promovió en 1208. «Los cistercienses tenían mucha devoción por la eucaristía y a raíz de estudiar unas palabras del Evangelio de San Mateo que decía ‘Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el final del Mundo’, pidió al obispo de Lieja (Bélgica) que instaurara esta devoción», desvela la profesora del Área de Historia del Arte de la UBU, Pilar Alonso. De hecho, la primera procesión tuvo lugar en Lieja en 1246.

Pocos años después, en 1263, se produjo el llamado ‘Milagro de Pedro de Praga’, quien realizó una peregrinación a Roma para recuperar la fe, y a su regreso, en Bolsena, haciendo la consagración, la Sagrada Forma empezó a destilar sangre. Fue entonces cuando el  Papa Urbano IV, que estaba por entonces en Urbino, estableció la fiesta religiosa; concretamente en 1264.  Al mismo tiempo, encargó al teólogo dominico Santo Tomás de Aquino la preparación de un oficio litúrgico propio.

Apartir de entonces, por toda Europa comienzan a proliferar este tipo de celebraciones. «Cuando queda totalmente definida la fiesta del Corpus hasta nuestros días es en el Concilio de Trento, en el siglo XVI», apostilla Pilar Alonso. En concreto, en la sesión 13 del 11 de octubre de 1551 se establece que «se celebre la fiesta del Corpus con manifestación del triunfo de la verdad sobre la herejía y para que se confundieran los enemigos del sacramento viendo el regocijo universal de la Iglesia».

Sagrado y profano

En aquel momento se estipula que la fiesta cuente con manifestaciones sagradas pero también profanas.

Respecto a las primeras, se establece que participe toda la sociedad (estamentos sociales, gremios y cofradías), que el recorrido sea lo más amplio posible para que participen todos, que esté perfectamente limpio y la calles decoradas con pétalos de flores y que se cuelguen tapices, ricas telas y banderas. Igualmente se determina que el cuerpo de Cristo sea llevado por la clerecía en Custodia, bajo palio y seguido de elementos alegóricos que representen el mal, el pecado y la idolatría.

En cuanto a los elementos profanos, se toman referencias de la historia, la mitología, las creencias populares... Y la mayoría representan el mal, el pecado y la idolatría sometidos por el Santísimo. En 1553 el Consejo de Castilla prohibió las danzas y zarabandas y en 1780, una cédula de Carlos IIhizo lo mismo con los gigantes, tarascas y danzas. «Sin embargo, y aunque desde el siglo XVIIqueda reservado exclusivamente a los actos religiosos y procesionales, no se logró erradicar la costumbre popular», afirma esta profesora de Historia del Arte de la UBU.

Por otro lado, se escogen  los arcos de triunfo, engalanados con flores para simbolizar la entrada triunfal que hacían los griegos y romanos  con los soldados victoriosos y la gente aclamando, o para recordar la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén.

Todo ello se acompañaba de música sacra y profana y de danzas. Mención especial merece también la tradición que empezó  a extenderse a finales del siglo XV:los galanes o danzantes. Normalmente eran 10 niños que se escogían de las escolanías o capillas de música y que tenían que ir vestidos «brillantemente». Esto suponía llevar telas de calidad, de color rojo en representación de la sangre de Cristo y con elementos dorados. Son los que bailan las danzas del Corpus. Sólo esta vestimenta cambia en la fiesta de la Inmaculada cuando llevan trajes azules y blancos, símbolo de pureza.

Curiosidades en España

En España, el origen de la celebración se remonta al periodo 1314-1355. Sintetizó todo lo estipulado por la Iglesia, el desarrollo religioso y civil en Europa e incorporó elementos regionales y locales. «España es un caso especial porque al vivir tantos siglos con judíos y musulmanes, uno de los elementos del mal, la idolatría y el pecado  está ligado en algunos casos a otras religiones. Y somos el único país en el que se sacan en procesiones pendones o banderas que se tienen de luchas con los musulmanes», detalla la profesora  del Área de Historia del Arte de la UBU, Pilar Alonso.

En concreto, son tres los lugares en los que se sacan en procesión pendones. En Sevilla, desde 1400, el portado por Fernando IIIcuando conquistó la capital hispalense en 1248, y que es llevado por el gobernador militar. En Baeza, el pendón de San Isidoro de León, considerado reliquia nacional y que lo traslada un civil. Por último, en Burgos, el de las Navas de Tolosa, que lo trajo Alfonso VIII, el fundador, cuando venció en la batalla del mismo nombre en 1212. Curiosamente, fue en la coronación de Alfonso XI, en 1331, cuando él mismo portó por primera vez el pendón.  El acto se celebró con pompa y amplia asistencia de célebres personajes (nobles, ricos hombres, infanzones, hijosdalgo de varias ciudades y villas) y una destacada concurrencia popular.

Restauración del pendón

Aunque hasta 1987 se sacaba en procesión el pendón original, ese año se restauró, coincidiendo con el VIII centenario de la fundación de Las Huelgas y se hizo una réplica que es la que se procesiona actualmente. Tiene que ser sacado por la máxima autoridad militar.

A partir del siglo XIX en la fiesta se transforma el simbolismo de los gigantes y pasan a participar como elementos de la vida civil. Asimismo se suman también los gigantones.

Otra particularidad del monasterio burgalés es que la procesión empezaba en la iglesia, pero como desde el siglo XVIera zona de clausura,  no todo el pueblo podía participar dentro de la iglesia y se quedaban en el compás de fuera.

El desarrollo siempre es el mismo: empieza con una misa en la iglesia y la concentración de comitivas en los dos compases. Después tiene lugar el recorrido por el barrio de Las Huelgas, donde estaban las casas de los sirvientes y una recepción de la abadesa en la zona de la portería.

De adornar todo se encargaban las monjas de la comunidad. Durante una semana estaban limpiando y preparando los altares       -había hasta 34- y cada camarera se encargaba de uno. Tenían que poner el Santísimo, velas de cera roja y una imagen mariana y siempre que se pudiera, una custodia.

En la zona de la portería, donde la abadesa recibía a las autoridades, se colocaban los tapices más ricos y los escudos de cada una de las últimas abadesas. Asimismo participaban dos grupos sociales del monasterio:la cofradía del Santísimo Sacramento, que se fundó en 1559 y existe hasta mediados del XIX, y las autoridades, que participan desde finales del siglo XIX. Tambiénlos gigantes.

Apartir de 1953 se declaró fiesta popular, vinculada al Corpus y se llama Curpillos o ‘Corpus chico’. Ésa esa la denominación popular porque desde su instauración con Alfonso XIse denominó fiesta religiosa-cívico-militar.  Y así se mantiene. Por la mañana, transcurren los actos protocolarios y la ceremonia religiosa, teniendo como escenario el monasterio de Las Huelgas. Tras la eucaristía, tiene lugar la procesión por las calles del barrio y es la máxima autoridad de la ciudad quien porta el pendón de las Navas de Tolosa. Le acompañan los responsables de las instituciones religiosas, políticas y civiles de la ciudad.  Finalmente, se desarrolla la recepción oficial de la Madre Abadesa. Después llega la parte popular de la fiesta, la jira, que es en El Parral, entre el monasterio y el Hospital del Rey.

El protagonismo del Ayuntamiento se remonta al 7 de junio de 1822. Fue la primera vez que presidió la función del Santísimo. Este año se cumplen 684 desde la primera.