Santa Clara desvela nueva historia

A. Castellanos / Medina
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Un estudio arqueológico realizado durante la restauración de la Sala Capitular saca a la luz las tumbas de cuatro posibles abadesas del monasterio en el siglo XVII que inicialmente se creyó que eran vástagos de los Velasco

Cristo Yacente, de Gregorio Hernández, una de las joyas del museo del convento. - Foto: A.C.

El monasterio de Santa Clara se prepara con la ampliación de su museo de arte sacro para celebrar sus «propias Edades del Hombre», como describe la madre abadesa, Sor Rosa, al VII Centenario de la fundación del convento, que llegará en 2013. El programa de la celebración se está preparando, pero lo que es seguro es que el próximo año el monasterio mostrará en todo su esplendor su magnífica colección de arte, la cual ya ha sido documentada a lo largo de 2011. La sala principal de exposiciones será la Sala Capitular y ha sido precisamente durante la ejecución de su restauración cuando un hallazgo ha llevado a la comunidad de religiosas a encargar una intervención arqueológica que desvela nuevos datos sobre la historia del que fue uno de los principales monasterios del norte de España, «gracias a las donaciones y haciendas, pero, sobre todo, por estar bajo la protección de los Velasco».

Las obras de restauración obligaban a recuperar los muros interiores originales y han sido estos trabajos los que dejaron al descubierto una inscripción (ver imagen), que se sabía que existía por la documentación del convento, pero de la que nadie conocía su lugar exacto de ubicación, al estar escondida bajo capas de materiales de construcción. En ella se puede leer en castellano antiguo: «Aquí están sepultados seis hijos de Julio de Velasco Condestable y de Doña María Jirón, su mujer, duquesa de Frías: Pedro, Antonio, Julio, Francisco, Juan de Velasco, Francisca de Velasco fallecieron desde el año de 1587 hasta el de 92». Asimismo, en los trabajos para renovar el solado de la Sala Capitular aparecieron cuatro lápidas, que hicieron pensar a los arqueólogos de la empresa Aicara, Arqueología y Patrimonio Cultural, que aquellos infantes, hijos de parte de los fundadores del convento, estaban allí enterrados.

El estudio arqueológico abarcó 10 metros cuadrados en un espacio, la Sala Capitular, que de manera habitual se vino utilizando como lugar de enterramiento de la comunidad religiosa hasta la década de los ochenta. El arqueólogo Pedro J. Cruz Sánchez y su equipo encontraron un «complejo entramado de sucesión de tumbas», pero analizaron los cuatro cuerpos existentes bajo las lápidas de caliza. A primera vista ya intuyeron que no eran los vástagos de los Velasco, porque se trataba de cuatro mujeres, que interpretan «con todas las precauciones» que podrían ser cuatro abadesas del convento.

De 25 a 50 años

Murieron con edades comprendidas entre los 25 y 50 años y sucedió en el siglo XVII. Su análisis arqueológico ha servido para revelar los usos funerarios de la comunidad en la Edad Moderna. Al contrario que otras momias de la familia de los Velasco exhumadas en el convento por distintos motivos y que estaban cubiertas por lujosos ropajes, estas tres mujeres fueron enterradas en la pobreza y la sencillez. Las protegía un sencillo sudario y junto a ellas se han encontrado elementos, como pendientes, rosarios, anillos, óbolos o dos maravedíes del reinado de Felipe III.

¿Quiénes son? Aún es un «enigma», como admiten los autores del estudio arqueológico, porque no han hallado ninguna evidencia clara de su identidad con los análisis de la documentación realizados. Pueden ser Bernardina de la Anunciación de Velasco y Aragón, Catalina de Velasco, Urbana Varona Sarabia o Teresa de Velasco y Tovar, cuatro de las 13 abadesas que el convento tuvo en el siglo XVII, pero pueden ser cualquiera de las otras diez. Durante la excavación también aparecieron restos de cerámica del siglo XVII. Todo ayuda a escribir la historia de un convento, en el que ahora viven 22 mujeres, quienes serán las protagonistas del VII Centenario de Santa Clara.