El pacto de divorcio entre el Reino Unido y la Unión Europea parece estar cerca. Así lo defiende el negociador jefe del Ejecutivo británico, Michelle Barnier, optimista de cara a conseguir un próximo acuerdo sobre el Brexit. Una percepción positiva que choca con la tensión que rodea a la premier, Theresa May, que sigue sometida a una enorme presión, no solo por los críticos más euroescépticos de su partido, sino por sus propios socios de Gobierno, que amenazan con romper la coalición si ésta cede ante el bloque comunitario. 

Barnier destacó ayer que prácticamente el 85 por ciento del acuerdo de salida está consensuado, pero el escollo de la frontera en Irlanda sigue siendo el punto más complicado y en el que no aproximan posturas. Además, la presión sobre la jefa del Ejecutivo es aún mayor después de que el DUP vuelva a ponerla contra las cuerdas y recorte más las opciones para alcanzar un acuerdo con la UE. 

Por si fuera poco para la premier británica, el exprimer ministro Tony Blair defendió que el Gobierno debería convocar un referéndum para permitir a los ciudadanos elegir entre que no haya acuerdo sobre el Brexit y permanecer en una UE reformada. El antiguo premier reconoció que no espera que May sea capaz de sacar adelante en el Parlamento un acuerdo, así que se debería ofrecer a lo