Fallece Ignacio del Río

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El genial pintor, ilustrador y dibujante burgalés tenía 79 años. En vida destacó por su espíritu viajero y como artista, por sus explosivos colores

Este mediodía ha fallecido en Burgos el pintor, dibujante e ilustrador Ignacio del Río. El genial artista burgalés, de 79 años, era uno de los grandes pintores de su época y ha expuesto por todo el mundo. Su característico estilo le han convertido en uno de los más grandes artistas burgaleses de la historia. La ciudad que le vio nacer le despedirá mañana sábado a las 18.00 horas en el Tanatorio de San José.

Del Río nació en Burgos en 1936 y a los 14 años comenzaba su trayectoria como pintor acudiendo, tras su trabajo, a las dos escuelas de arte de la capital, la del Espolón y la de Sindicatos, donde tuvo como maestro a Rigoberto Arce. Solo tres años después, en 1953 y con 17, ya ganó la primera edición del Premio de Dibujo de la Academia Provincial de Bellas Artes y como consecuencia expuso por vez primera en el Teatro Principal de Burgos. Este éxito prematuro le sirvió para lograr una beca de la Diputación con la que viajó a París para estudiar en L'Ecole des Beuax Arts.

París, capital cosmopolita a la que llegó con 17 años, le marcó de por vida. El tiempo allí invertido en su aprendizaje, pero también en leer y conocer la ciudad. En la ciudad francesa conoció a Rafael Alberti y María Teresa León, además de a Pablo Picasso, con quien compartió la Exposición Colectiva de Pintores Españoles en honor a Antonio Machado. Mantuvo un fructífero contacto con gentes de la cultura y el arte del París de la época, potenciando su condición de autodidacta, de catalizador de vivencias.

Posteriormente, y guiado por su gran afán viajero, emigró en 1957 al otro lado del Atlántico y se instaló en Ciudad Trujillo, actual Santo Domingo. Allí, para ganarse la vida, además de pintar boxeó y trabajó en una ruleta, pero la experiencia resultó especialmente relevante porque trabajó a las órdenes de Vela Zanetti en el mural para la Feria Internacional de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre. A finales del año se trasladó a Jamaica invitado por el Consulado Francés de Kingston y expuso en la sede oficial.

En 1959 sus obras se exponen en la Galérie Les Deux Ponts de Lyon y en Le Foyer des étudients de Poitiers. También en Holanda, donde reside un tiempo; y en Atenas y Creta. Visitó Turquía (donde viviría en 1982) e Italia y expone de manera habitual en Burgos, Madrid y La Haya (Holanda)

A finales de los años sesenta vuelve a cruzar el charco y en 1967 se instala en California, de donde se marcha a Montreal, en Canadá, aprovechando para exponer en la Galería Russell de San Francisco, The Balboa Bay Club de Newport Beach, en Los Ángeles, y La Cienaga Gallery de la localidad canadiense.

Un año después vuelve a hacer las maletas para exponer en la Sala Amando Reveron de Venezuela y, de regreso a España, en Sevilla, Santander, Casablanca (Marruecos), Burdeos (Francia), Barcelona y Burgos.

En 1991 Ignacio del Río fue seleccionado en el VI Premio Nacional BMW de Pintura y desarrolla exposiciones en pintura en Lucerna (Suiza), en la Galería de Arte Orfila (Madrid), en la Casa de la Cultura Fluí (Lucerna), en la Galería Rembrant (Bilbao) y en la Galería Studium (Valladolid). El año siguiente recibe el VII Premio Nacional BMW de Pinturay expone en el Palacio Gaviria y en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid). Además, es invitado al X Salón de las Artes de Blanquefort (Francia) y queda finalista en el I Premio Caneja de Pintura. Su obra se disfruta en el Ateneo y Sala Santa Catalina (Madrid). Entre reconocimientos y exposiciones, continúa conociendo mundo y añade Egipto y Colombia a su lista de destinos.

En 2007 el artista burgalés participó en la muestra Constelación Arte organizada por la Junta de Castilla y León y desde 1990 exponía en vísperas de Navidad de cada año, sus obras anuales en el Arco de Santa María de Burgos.

El arte de Ignacio del Río se entiende desde la improvisación y la inspiración, con colores explosivos. Hizo del color la base de su pintura, llamando la atención con su uso, intenso y rabioso. Su obra plasmó, hasta el final, lo que y cómo vivió Ignacio del Río.