«Las dos temporadas que pasé en el Real Burgos cambiaron mi vida»

Román Romero / Burgos
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José Antonio Irulegui Maguregui • Exentrenador del Real Burgos C.F.

José Antonio Irulegui, el pasado viernes junto al Museo de la Evolución Humanda. - Foto: DB/Luis López Araico

Nacido hace 75 años en la localidad guipuzcoana de Lasarte, muy próxima a San Sebastián, en las décadas de los 80 y 90 fue uno de los entrenadores de fútbol españoles más considerados. Llegó al Real Burgos en 1985, cuatro años después de haber decidido no entrenar nunca más, y desde entonces no paró. Clubes como el Deportivo de La Coruña, la Real Sociedad, Espanyol, Murcia, Xerez, Levante, Alavés, Mallorca y Villarreal le vieron pasar por sus banquillos y en Burgos siempre se le recordará por ascender al equipo a Segunda División en una temporada épica.

Invitado por los que fueron sus directivos durante los dos años que fue entrenador del Real Burgos (1985-87), con Antonio Marañón como presidente al frente, José Antonio Irulegui disfrutó el pasado viernes en nuestra capital recordando dos grandes temporadas del fútbol burgalés.

En la primera se tocó con los dedos de la mano el ascenso a Segunda División y en la segunda se logró en un último partido frenético, disputado en El Helmático ante el Salamanca el 14 de junio de 1987. Al equipo charro le valía el empate para subir y el Real Burgos debía ganar. Un tanto de Eizmendi en el minuto 91 obró la proeza (1-2) y el equipo burgalés, de la mano de Irulegui, ascendía a la categoría de plata.

25 años después, ¿qué recuerdos le vienen de su paso por Burgos y por el Real Burgos?

El primero, que llevaba cuatro años sin entrenar tras haberlo hecho por última vez en el Real Murcia en la temporada 80-81. Había decidido que mi vida fuera por otros derroteros, pero una llamada de Antonio Solana, con el que coincidí como jugador en el Pontevedra, me convenció para venir a Burgos y la verdad es que aquello cambió mi vida durante los quince años siguientes.

¿Se arrepintió alguna vez?

Nunca. La directiva de entonces se mostró siempre muy cercana conmigo y los jugadores y a día de hoy seguimos siendo amigos, y además hicimos un equipo con muchos futbolistas de Burgos con ganas de triunfar. Recuerdo a Castaños, los hermanos Sicilia, Tamayo, Portugal, Ibáñez, Bautista, y ya de fuera de Burgos a Bastón, Mata, Eizmendi y otros.

¿Le marcaron alguna de las dos temporadas el objetivo de ascender a Segunda División?

No, nunca se me presionó con eso, pero lo que yo tuve claro desde el principio es que venía al Real Burgos a dar todo y a sacarle el mayor jugo posible al equipo. Una ciudad como Burgos era lógico que aspirase a cotas más altas y por eso nos exigimos todos mucho para intentar lograr la mejor clasificación posible.

El primer año se resistió el ascenso, pero en el segundo lo logran en un último encuentro a cara de perro.

Efectivamente. Nosotros sabíamos que el Salamanca tenía ya preparada su fiesta en el vestuario, pero en el último minuto prácticamente se la fastidiamos con el gol de Eizmendi de cabeza, tras un córner sacado por Portugal, que nos dio la victoria.

El equipo ascendía a Segunda División pero usted no renovó su contrato. ¿Por qué?

Lo había decidido unas semanas antes, sin saber si subiríamos o no, y además lo dije en una entrevista en la radio antes de comunicárselo a la directiva. Luego tuve que manifestar que mi dedicación al equipo seguiría siendo la misma para que la afición no pensase que me iba a relajar.

¿Recuerda la celebración al día siguiente en la Plaza Mayor?

Sí, pero también lo que me pasó el mismo domingo nada más regresar a Burgos. Yo vivía en las primeras casas de la entrada a la ciudad y le dije al chófer que me parase ahí, que me iba a casa a estar tranquilo con mi mujer y mis hijas. Entré en casa y resultó que no había nadie, ya que se habían ido a esperarme a la Plaza Mayor a festejar allí el ascenso.

¿Algún jugador de aquel equipo destacó por su carisma, por ser el encargado de que la plantilla fuera una piña?

Todos estaban muy implicados, pero sobre todo Fede Castaños, por su forma de ser, era el que más se encargaba de tener a todos muy unidos. Además, la directiva estuvo siempre muy cerca del equipo y también recuerdo al capellán, don Isidoro, que todos los sábados, tras el último entrenamiento de la semana, celebraba misa en el vestuario, y el día de los partidos rezaba con nosotros el Padre Nuestro.  

Se deja a sus ayudantes.

No, por favor. Encargado del mantenimiento del césped estaba Jesús Betete, que tenía el campo perfecto, y como utillero teníamos a Eduardo Canas, que tenía siempre todo el material de entrenamientos preparado.

Además, en su primera temporada en el Real Burgos el equipo causó sensación en la Copa del Rey, llegando incluso hasta los cuartos de final.

Así es. Creo que eliminamos antes al Osasuna y nos topamos luego con el Real Zaragoza, que nos eliminó en El Plantío en la prórroga. Fue un partido en el que nevó mucho y a punto estuvimos de hacer la proeza.

Se va del Real Burgos y luego no paró de entrenar. ¿Fue un poco su resurgir como técnico?

Efectivamente. Estuve tres años en el Xerez, en el Levante, el Alavés, el Mallorca y el Villarreal, en el que también estuve tres temporadas. Le cogí en Segunda y le ascendí a Primera, que es cuando tomé la decisión de acabar mi carrera como entrenador.

Vive en San Sebastián desde entonces. ¿Sigue vinculado de alguna manera al fútbol?

Pues como socio de la Real Sociedad, que lo soy desde pequeño. Voy todos los domingos a Anoeta y disfruto como un aficionado más desde la grada.

Ahora destaca a nivel internacional un jugador como Juan Mata, actualmente en el Chelsea inglés. ¿Cuando le ve se acuerda de su padre, al que dirigió en el Real Burgos?

Siempre. Mata hijo nació en Burgos cuando yo entrenaba a su padre y además tiene varios gestos iguales, así que cada vez que le veo con el Chelsea o con la selección me viene a la cabeza mi paso por el Real Burgos.

¿Qué le parece ver ahora al Burgos CF en Tercera División?

Pues que no es normal, pero en el fútbol a veces pasan estas cosas. Espero que la afición dé un paso adelante para apoyar ahora más que nunca al equipo y que la directiva haga una buena gestión para llevar al Burgos a cotas más altas, por lo menos a Segunda. Espero tener la oportunidad de verle aún jugar algún partido en esta categoría.

¿Le ha seguido en estos años?

Siempre, como a todos los equipos por los que he pasado. Pero es que además Burgos me trae buenos recuerdos por el fútbol y por la ciudad en sí, que es maravillosa. La Catedral, Las Huelgas, la Cartuja de Miraflores, Silos y ahora los yacimientos de Atapuerca, uno de cuyos directores, Juan Luis Arsuaga, es natural de Tolosa, y yo soy muy amigo de su padre y de sus tíos.